-¿Puedo sentarme aquí contigo?
-Claro, te acerco un taburete. Hasta las cinco no vendrá nadie, podemos hablar.
-¿Siempre estás aquí?
-Siempre
-¿Dónde vives?
-En esta casa.
-Esto no es una casa, es un puesto del mercado, aquí no puedes dormir.
-¿Qué no? Allí, detrás de ese biombo.
-Ni ducharte.
-Pero tengo un lavabo y toallas, y un hornillo y la comida que me trae el jefe.
-¿Has visto el mar?
-Nunca.
-¿Dónde naciste?
-No lo sé.
-Me gustaría pasear contigo.
-¿Pasear?
-Sí, por la calle.
-¿Dónde está eso?
-Me estás tomando el pelo. ¿Te prohiben salir de este tugurio?
-Prohibir no, es aquí donde estoy siempre.
-Así que no conoces otra cosa. ¿No sabes donde naciste? ¿No tienes padres?
-No lo recuerdo.
-Eres muy guapo. ¿Te enseñaron a leer?
-Mi jefe me enseñó, y a hacer las cuentas.
-¿Te gustaría tener una aventura?
-Si me la das me gustará mucho tenerla.
-Las aventuras no se dan, se viven. A mí me gustan, soy muy aventurera, tú en cambio no has vivido nada. Y tenemos la misma edad.
-Si te gusta a ti, me gustará a mi también.
-Deja que te coja de la mano, vamos a salir de aquí, a pasear por el parque, verás los coches, las tiendas.
-Mejor tráeme aquí la aventura. No puedo dejar las verduras solas, ni el dinero.
-Entonces es que eres feliz aquí, no necesitas nada.
-No te entiendo.
-Ahora tengo que irme, a las cinco entro en la academia. Pero vendré mañana a hacerte compañía, o mejor el domingo, que no trabajas y podrás acompañarme a ver mundo.
-Tráeme aquí el mundo, no puedo abandonar la mercancía.
-Yo pondría el mundo a tus pies si me acompañaras ahí fuera, pero juro que no puedo meterlo en el mercado, es demasiado grande.
-Entonces es que no te gusto tanto.
.-Me gustas mucho Silverio, pero no puedo estar siempre aquí dentro, yo tengo una vida y tú podrías tenerla. Si ni siquiera te pagan.
-¿Para qué? Tengo lo que necesito.
-Eso es lo que tú crees. Voy a darte un beso largo, largo y luego repites lo que has dicho.
-Por allí viene el jefe, María. ¿Vendrás mañana a la misma hora?
-Vendré el día que pueda coger la nieve, los árboles, el río y ponerlos aquí, entre las naranjas.
-Claro, te acerco un taburete. Hasta las cinco no vendrá nadie, podemos hablar.
-¿Siempre estás aquí?
-Siempre
-¿Dónde vives?
-En esta casa.
-Esto no es una casa, es un puesto del mercado, aquí no puedes dormir.
-¿Qué no? Allí, detrás de ese biombo.
-Ni ducharte.
-Pero tengo un lavabo y toallas, y un hornillo y la comida que me trae el jefe.
-¿Has visto el mar?
-Nunca.
-¿Dónde naciste?
-No lo sé.
-Me gustaría pasear contigo.
-¿Pasear?
-Sí, por la calle.
-¿Dónde está eso?
-Me estás tomando el pelo. ¿Te prohiben salir de este tugurio?
-Prohibir no, es aquí donde estoy siempre.
-Así que no conoces otra cosa. ¿No sabes donde naciste? ¿No tienes padres?
-No lo recuerdo.
-Eres muy guapo. ¿Te enseñaron a leer?
-Mi jefe me enseñó, y a hacer las cuentas.
-¿Te gustaría tener una aventura?
-Si me la das me gustará mucho tenerla.
-Las aventuras no se dan, se viven. A mí me gustan, soy muy aventurera, tú en cambio no has vivido nada. Y tenemos la misma edad.
-Si te gusta a ti, me gustará a mi también.
-Deja que te coja de la mano, vamos a salir de aquí, a pasear por el parque, verás los coches, las tiendas.
-Mejor tráeme aquí la aventura. No puedo dejar las verduras solas, ni el dinero.
-Entonces es que eres feliz aquí, no necesitas nada.
-No te entiendo.
-Ahora tengo que irme, a las cinco entro en la academia. Pero vendré mañana a hacerte compañía, o mejor el domingo, que no trabajas y podrás acompañarme a ver mundo.
-Tráeme aquí el mundo, no puedo abandonar la mercancía.
-Yo pondría el mundo a tus pies si me acompañaras ahí fuera, pero juro que no puedo meterlo en el mercado, es demasiado grande.
-Entonces es que no te gusto tanto.
.-Me gustas mucho Silverio, pero no puedo estar siempre aquí dentro, yo tengo una vida y tú podrías tenerla. Si ni siquiera te pagan.
-¿Para qué? Tengo lo que necesito.
-Eso es lo que tú crees. Voy a darte un beso largo, largo y luego repites lo que has dicho.
-Por allí viene el jefe, María. ¿Vendrás mañana a la misma hora?
-Vendré el día que pueda coger la nieve, los árboles, el río y ponerlos aquí, entre las naranjas.
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