Pregunta: ¿De dónde viene tanta violencia?
Respuesta: De la prepotencia machista,
de la costumbre ancestral de tratar a las mujeres como objetos. Y a los objetos
se les usa: para asegurar la comodidad del déspota, como recipiente de sus
deseos sexuales, para dar rienda suelta a su ira, para satisfacer su afán de
dominio… (PUNTOS SUSPENSIVOS QUE ADMITEN
MÚLTIPLES OPCIONES)
P: ¿Hasta tal punto llega ese
afán de dominar que llega a aniquilar la vida?
R: La vida, la autoestima, la
salud, la tranquilidad, y todo lo que se ponga por delante. Es como una
borrachera de poder, no conoce límites, derriba lo que tiene delante (es decir,
a la mujer que ha caído en sus redes) para convencerse a sí mismo de su propia
valía.
P: En el fondo no son más que pobres cobardes, alfeñiques sin más valor que
unos puños o un arma y mucha, mucha furia. ¿No te parece?
R: Por supuesto. Pero no te
confundas. Estos vándalos, que empiezan por erosionar las defensas psíquicas de
su pareja, apartándola de su entorno, moldeándola a su antojo y convirtiéndola
en insegura y frágil, pertenecen a todas las clases sociales y culturales. Son
unos pobres de espíritu, cierto, pero, la mayor parte de las veces, cuentan con
el respeto de su círculo social, que no llega a sospechar lo que ocurre hasta
que es demasiado tarde.
P: ¿No lo sospecha o lo justifica cuando alcanza a verlo?
R: Cuando creen que van a ser
censurados lo ocultan, solo lo dejan entrever si tienen la certeza de que van a
ser aplaudidos.
P: ¡Cómo puede ser que alguien justifique tanta ruindad, tanta cobardía, como
pueden contemplar las agresiones físicas y psíquicas a las que algunos someten
a sus parejas llegando incluso a quitarles la vida y quedarse de brazos
cruzados! ¿Por qué las agresiones de género no producen la misma indignación y
repulsa que cualquier otra?
R: Precisamente, los agresores se
aprovechan de esta atonía social. Existe cierta inercia en la opinión pública:
como es algo que ha existido siempre parece que hay que seguir tolerándolo. Ahí
va una muestra de cómo funcionaba el pensamiento hasta hace no mucho; parece
que hemos recorrido un gran trecho pero insensateces parecidas siguen aún muy
arraigadas, mucho más de lo que imaginamos.
“.... Continuando con el análisis del lenguaje llegamos a la expresión ESTADO HONESTO, verdadera perla de nuestra lengua sexista, que significa: “el de soltera”. Hay aquí dos fenómenos que resaltar. En primer lugar, la identificación de honestidad con soltería, lo cual insinúa por transparencia la idea de identificar deshonestidad con matrimonio. Una vez más, la ligadura obsesiva entre pecado y relación sexual. En segundo lugar, obsérvese que el estado honesto no se define como “el de soltería”, como parecería lógico, sino como “el de soltera”. La cosa es clara: en las mujeres, la honestidad y la soltería se identifican, es decir, se establece (o al menos, se insinúa) que la no soltería es deshonesta. A los varones, en cambio, este razonamiento no se aplica. Una huella más en nuestro lenguaje de la asociación mental mujer-sexo-pecado tan común en nuestros antecesores.”Álvaro García Meseguer – Lenguaje y discriminación sexual – Ed. Montesinos – 3º edición, 1984(Pg, 103)
P: ¡Lamentable! Pero esta manera de pensar, ¿no revela una gran miseria de
espíritu?
R: Naturalmente. Que cierta forma
de ver las cosas se encuentre arraigada en un amplio sector de la población no la
hace menos despreciable.
P: ¿Queda alguna esperanza?
R: Hay que modificar
mentalidades y eso lleva tiempo.
P: Pero no lo tenemos. ¡Las mujeres se están muriendo a chorros!
R: Por eso hay que ponerse a
divulgar con todos los recursos a nuestro alcance tratando de llegar al mayor
número de gente posible.
P: ¿Brindamos para que se resuelva rápidamente?
R: Con champagne francés, a ser
posible.
P: ¡Chin chin!
R: ¡Chin
chin!