Adelanto que me gustó esta película pero, aparte de esto,
¿no les parece a ustedes que el cine de hoy anda algo perdido, que no arriesga
y, por tanto, contenta a los espectadores, más o menos, sin llegar nunca a
emocionarlos? ¿No les parece que el cine –denominado de autor para entendernos –se debate entre los esquemas de género
(musical, western o el que sea) y los planteamientos éticos buscando un camino
que no encuentra porque está demasiado ocupado en triunfar y no se pregunta a
sí mismo qué es lo que le sale de las tripas?
Porque utilizar las tripas –es decir, la emoción del
cineasta – es bastante más arriesgado que ir a lo fácil, pero también son las
mejores consejeras, las únicas que conseguirán sacarnos del atolladero dando a
luz productos novedosos, que nos sitúen en el aquí y ahora, que nos sorprendan
y conmuevan de verdad, que hagan avanzar, una vez más, la historia del cine
como lo hicieron las grandes figuras de todas las épocas. Más honestidad –con lo
que conlleva de aventura, de necesidad de salvar escollos– y menos caminos
trillados es lo que hace falta para que vuelva a despegar el que hasta ahora
era el Séptimo Arte y que cada día
que pasa se vuelve menos artístico.
Podría explicarlo así: dos hermanos llevan a cabo una
serie de atracos a bancos con gran ingenio y arrojo mientras la policía les
pisa los talones. Pero también de esta otra forma: una familia se ve abocada a
la ruina y uno de sus miembros idea una estratagema para conseguir rápidamente
el dinero que restablecerá su estatus y les librará de sobresaltos económicos. No
añadiré mucho más, mejor sorpréndase.
Comanchería
pone
en marcha un engranaje perfecto, unos personajes atractivos y creíbles –el dúo
de hermanos con sus respectivos caracteres y su oponente: el policía veterano,
tan justo que ni siquiera peca de exceso de celo–, un thriller con
reminiscencias del western y el road
movie, con todos los ingredientes que añaden interés a un relato: aventura,
delincuencia, confrontación de caracteres, persecuciones, planteamientos éticos
extraídos de la actualidad, drama, camaradería, suspense, violencia soterrada,
personalidades fuertes, atractivas, polémicas y hasta cierta sorpresa final–. No
se puede pedir más. O sí. Quizá necesitemos adelantar un paso o dos, toparnos
con algo que no hayamos visto hasta ahora, que dejen de presentarnos el regalo
perfecto encerrado en el perfecto envoltorio si envoltorio y regalo son los
mismos una y otra vez, eso sí, ligeramente camuflados para dar el pego a
primera vista.
Y si eso ocurre con una de las indiscutibles mejores
películas del año, ¿qué podemos decir de las demás?
·
Director: David Mackenzie
·
Reparto: Jeff Bridges, Chris
Pine, Ben Foster, Gil Birmingham, Katy Mixon, Dale Dickey, Kevin Rankin, Melanie
Papalia, Lora Martinez Cunningham, Amber Midthunder, Dylan Kenin, Alma
Sisneros, Martin Palmer, Danny Winn, Crystal Gonzales, Terry Dale Parks,
Debrianna Mansini, John-Paul Howard
·
Guion: Taylor Sheridan
·
Música: Nick Cave, Warren
Ellis
·
Fotografía: Giles Nuttgens
·
País: Estados Unidos
·
Duración: 102 minutos
·
Género: Drama
Muy interesantes y lúcidas tus reflexiones acerca del cine (¿el arte?) y las tripas.
ResponderEliminarGracias. Eso es lo que pienso del cine, de la literatura también pero todavía es capaz de sorprenderme. Y las bellas artes... quiero ser optimista y pensar que por debajo de los millones que lo mueven todo quedan perlas ocultas que algún día pasarán a la historia.
ResponderEliminar