“…
puede entenderse el claroscuro que rodea a uno de los principales argumentos
lucrecianos frente al temor humano: la emancipación de los hombres con respecto
a lo divino. En multitud de ocasiones Lucrecio asegura que los dioses no tienen
intervención alguna en el devenir del mundo: «Al punto la naturaleza se te
aparecerá libre, exenta de soberbios tiranos, obrando por sí sola,
espontáneamente, sin participación de los dioses» (Libro 2, 1090-1091). Ello no
le conduce, como pudiera creerse, al ateísmo, sino a la atribución de un
territorio indefinido, más o menos beatífico, donde los dioses viven en la
ignorancia del dolor. (…) Lejos de confirmar, mediante el exilio de los dioses,
la liberación de los hombres, son estos los que aparecen como exiliados,
huérfanos de cualquier fuerza que amortigüe su debilidad. Aunque veladamente,
lo que el autor de De rerum natura sugiere
es una verdadera ausencia de lo divino
en la que resonaría, con particular dramatismo, la despedida de los dioses…”
De “Maldita perfección” – Rafael Argullol – Cap. 2 (La
antorcha de la vida) Pg. 28
Arte etrusco |
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