sábado, 30 de mayo de 2020

La Bertiada (Novela por entregas) - Episodio II



Está instalado bajo el Arco de Partículas Sensibles y tengo que pasar por su lado todas las mañanas. Lo que empezó siendo una simple mueca se convirtió en sonrisa, cada vez más amplia, que ahora acompaña con frases cortas, contundentes. Me mira con simpatía, sus ojos son francos, no parece que esté intentando seducirme, yo diría que le han infundido poderes y conoce mi estado de ánimo, incluso mis pensamientos y hasta mi historia. Es como si leyese dentro de mí. En mi juventud me hubiese asustado, pero hoy día es imposible sustraerse a los avances de la técnica y, de todas formas, hay que verlo como una garantía de seguridad. Los ciborgs son nuestra mayor protección y, en este caso, espero que lo sea, pero no puedo distinguirlo de un hombre común. Se me ocurre a veces si no seré uno de ellos, así como toda mi familia. ¿Cómo saber si eres un humano genuino cuando te consta que a ellos les injertan la memoria de un muerto y se sienten tan personas como tú? Solo hay una prueba irrefutable, nunca podremos competir con ellos en velocidad y exactitud. Por eso es un alivio comprobar que me equivoco y que para realizar cualquier operación sigo necesitando la ayuda de las máquinas. A no ser…
A no ser que hayan simulado en mí un cerebro imperfecto, pero no tendría sentido. ¿Para qué querrían un ciborg que no funcione como tal? Puede que necesiten autómatas que les obedezcan ciegamente para ejecutar sus planes más aberrantes. Pero me estoy yendo por las ramas y mi capacidad crítica parece en plena forma. Eso me tranquiliza. Creo que la nube que había en mi cabeza está a punto de empezar a disolverse, y admito que no pensaría como pienso si me hubiese convertido en un No-Humano.



No olvido aquella advertencia. ¿De verdad hemos muerto todos? El ente con aspecto varonil que controla los resortes de seguridad de los accesos al edificio no puede estar trastornado. Ni mentirme. Su ética e inteligencia están fuera de duda, pero ¿a quién obedece? ¿Será un Discrepante? Me han hablado de ellos, pero nunca he conocido a ninguno. No es probable que puedan ocupar un puesto clave, aunque de esa gente se dicen muchas cosas. ¿Será verdad que se adiestran unos a otros para escapar al control del Sistema Único, que son capaces de fingir ser ciborgs auténticos o simplemente personas de confianza? El hombre de la sonrisa ¿habrá boicoteado algún sector de la Filial?
Cada mañana acudo a mi Departamento de la Zona Q, me siento y extraigo miles de datos con la ayuda de tres máquinas.  Todo está bajo control. Frente a mí, una pared metálica va cambiando de color para mejorar mi estado de ánimo, aumentar mi energía o relajarme, dependiendo del momento; la música ambiental anima o calma sin permitir que me desconcentre. Periódicamente, unos brazos metálicos nos acercan la bebida energética y una porción de proteínas vitaminadas. Hacia la mitad de la jornada, las plataformas se mueven y nos van desplazando hacia la zona central. Es el momento de la Convivencia que todos agradecemos, salvo cuando el Director aprovecha la pausa para soltarnos uno de sus discursos. ¿Será un ciborg ese hombre? Con ese aspecto tan descuidado es prácticamente imposible, pero ¿cómo ha podido llegar tan alto un individuo con tan mala presencia? No nos atrevemos a decirlo en voz alta, ni casi a pensarlo, pero las miradas que cruzamos entre nosotros son bastante elocuentes.

(Continuará)

martes, 26 de mayo de 2020

No soy un hombre fácil (Je ne suis pas un homme facile) - 2018


No hay cómo dar la vuelta a las costumbres más arraigadas para entender que no existe simetría entre los sexos. Es lo que hace esta directora, y aunque no se plantea grandes cuestiones ni se complica demasiado la vida, a pesar de que recurre fácilmente a los tópicos, nos ofrece una comedia bastante divertida que se deja ver siempre que no nos pongamos excesivamente exigentes.
En primer lugar nos topamos con un supuesto triunfador pretendidamente guapo, o lo que es igual, con un hombre de esos que se creen irresistibles y van avergonzando a toda mujer que consideran atractiva a base de meter la pata. Porque –y esto es un hecho comprobado que se refleja muy bien en la peli– la estupidez de ellos rebota de tal manera que quienes se sienten incómodas son ellas y no al contrario. Paradojas de una sociedad desigual.
El mensaje satírico suele calar mejor en los espectadores cuando se recurre a la fantasía y al absurdo. En este caso, nuestro héroe se despierta en un mundo al revés, ahora son las mujeres quienes mandan y ellos los objetos sexuales a quienes se trata como un cero a la izquierda. Podrían haberlo situado en una sociedad igualitaria pero de esta forma el contraste es más efectivo. Excepto por un pequeño detalle: todos están acostumbrados a esta inversión de roles en relación al mundo real menos el protagonista, que sigue anclado en el machismo y, aunque acaba transigiendo un poco, se comporta más o menos como antes. Me pregunto si esta conducta del personaje se concibe de forma premeditada por las guionistas o es debida a un inconsciente mantenimiento de esquemas preconcebidos. Y me temo que se trata de lo segundo.
Quizá sea ese el motivo de que ella presente un aspecto marcadamente andrógino. ¿Es que no podemos imaginar una realidad en que la mujer domine conservando su aspecto femenino, su liviandad y delicadeza? Así es la fisiología femenina, que naturalmente no la convierte en débil, aunque sea lo que interesa hacernos creer.
Es evidente que un mundo al revés nunca podría ser una copia invertida del de ahora. Aun aceptando que las mujeres aprovechasen su poder para dominar al otro sexo tal como sucede ahora con los varones, los esquemas serían necesariamente distintos, no se trata de copiar mecánicamente lo que siempre hemos visto ni todo consiste en que el sexo débil se depile, cuide a los niños o enseñe las piernas. Si la ficción quiere crear una estructura social opuesta a todo lo que conocemos necesita realizar un análisis profundo y una revisión mucho más exhaustiva de los mecanismos que determinan el poder en general y las pequeñas dominaciones cotidianas. Es cierto que se trata de una película simpática, desarrollada con corrección y que puede servir para que reflexionen las mentes recalcitrantes de ambos sexos siempre que no se cierren en banda, pero en definitiva nos encontramos ante una comedia romántica en la que el amor acaba resolviéndolo todo y, a pesar de interesantes giros de guión, se muestra bastante conciliadora: el espejo que nos refleja es marcadamente más amable que el verdadero y las situaciones desagradables, discriminatorias etc. que tienen que sufrir los varones no se acerca ni de lejos a lo que viven y han vivido las mujeres desde el principio de los tiempos. En resumidas cuentas, merece la pena verla pero resulta mucho más convencional de lo que quieren hacernos creer.

Título original: Je ne suis pas un homme facile
Año: 2018
País: Francia
Duración: 98 minutos
Dirección: Eleonore Pourriat
Guion: Ariane Fert, Eleonore Pourriat
Reparto: Vincent Elbaz, Marie Sophie Ferdane, Pierrre Bénezit, Blanche Gardin, Moon Dailly, Céline Menville, Camille Landru-Girardet
Música: Fred Avril
Fotografía: Penélope Pourriat
Género: Comedia

domingo, 24 de mayo de 2020

La Bertiada (Novela por entregas) - Episodio I



1

De un tiempo a esta parte siento que ha cambiado todo. No sé si sentir es la palabra,  un vértigo extraño se ha apoderado de mí y  me empuja cuesta abajo hacia un precipicio sin fondo. Me desperté el día de año nuevo con una resaca terrible, recordaba vagamente la fiesta, pero luego ese recuerdo fue sustituido por otro, que a su vez se fue diluyendo y, día tras día, una escena nueva ocupaba el lugar de la anterior. Ya no estoy segura de nada. ¿Asistí a esa fiesta? ¿Pasé la noche en una cabaña de leñadores, rodeada de jaulas, dando de comer a las chinchillas que un día adornarían el cuello de una mujer sin sentimientos? ¿O ese recuerdo es un castigo a mis exabruptos en las perfomances contra el maltrato animal? ¿Estuve presa el verano pasado? Es todo muy raro, este año se me está yendo de las manos, cada mes es como un volcán más cerca de la erupción que el anterior y solo estamos en abril. Desconfío de mi memoria, esa facultad peligrosa y traicionera que deberíamos erradicar por completo.
Jaime no parece el mismo. Aquella fiesta de fin de año fue una sucesión de escenas sórdidas, fuegos artificiales, una oscuridad tibia en la que brillaban treinta pares de ojos como alfileres de plata, vestidos de noche, champagne y serpentinas, un camarote en la oscuridad con nosotros haciendo el amor al compas del balanceo, o un laboratorio brumoso donde alguien con bata blanca hurga en mi brazo, en la espalda de Jaime, en un tobillo de Medea, y excava bajo nuestras pieles.
Medea ya no me reconoce, siento su vista resbalar por mi cuerpo como si fuera transparente. Es triste convertirse en Nadie, más aún si es tu propia hija la que se encuentra perdida en su mundo. A cambio, se ha convertido en una triunfadora, la Directora de Convenciones más joven de la historia de su empresa, está a punto de firmar un Contrato Matrimonial con el hijo de un aristócrata, le han implantado mechones de pelo, un iris más azul y brillante, una barbilla nueva, y han estado enredando en su cerebro. Y no es la única: nos ha invadido una fiebre que nos lanza hacia adelante casi a la velocidad de la luz. Mis compañeras del Departamento de Proyectos Estimulantes y su ansia por destacar en el mundo de los negocios, mis padres y esa manía que tienen de acumular cachivaches, Jaime y sus delirantes inventos, esas rayas y puntos que rastrean continuamente el tiempo y el  espacio. Sé que está inquieto, que se empeña en avisarme de algo, pero no le quiero escuchar, ya no sé quién es, ni él ni nadie. No me fío de ellos. Solo puedo acudir a mis recuerdos, volveré a confiar en los demás cuando desenrede por completo esta madeja y mi memoria vuelva a estar tan clara como antes. Puede que alguna vez ocurra. La verdad está aquí dentro, todavía algo borrosa, abriéndose paso como una luciérnaga que aletea indecisa y que por fuerza acabaré atrapando. Entonces se me caerá esta venda en los ojos y sabré quienes somos, qué ha ocurrido en estos meses, quién o qué nos amenaza y qué debo hacer para destruirlo.
-Todos hemos muerto – me susurra el Controlador de la Zona Q.
(Continuará)

viernes, 22 de mayo de 2020

Much Loved (Zine li fik) - 2015


Cuanto más retrógrada es una sociedad, mayor es el volumen de negocio de los cuerpos. Al contrario de lo que pretenden hacernos creer y tal como indica el sentido común, la prostitución (junto a los vientres de alquiler y cualquier actividad que suponga comerciar con nosotras mismas) se encuentra en el otro extremo de la libertad, de la libertad sexual en este caso. Una mujer libre, dueña de sí misma, que busca el placer como lo puede hacer cualquier varón y no pasa por apuros económicos propiciados por una economía que la discrimina, puede actuar como ellos, buscar pareja si lo desea o bien aventuras esporádicas. Eso es ser realmente libre. Como regla sencilla, solo hay que comparar: si la práctica que examinamos es común a ambos sexos no habrá discriminación, en caso contrario, el machismo ha invadido la plaza pública. Y es un hecho que el invasor está presente en todo el planeta. No hay más que ver las restricciones en la venta de órganos, nadie puede comerciar con ellos en pro de una supuesta libertad, por mucha necesidad que tenga, en cambio, cuando el objeto de comercio no es común a ambos sexos, es decir, cuando se trata de vender algo que no poseen los varones, las trabas legales desaparecen, se relajan o los encargados de hacerlas cumplir hacen la vista gorda. De ese modo, el mercado de trabajo disponible se amplía para el privilegiado varón, ya que se elimina una gran cantidad de competencia y el cupo disponible se reserva para su propio placer. O para obtener hijos por un módico precio sin que haga falta una pareja femenina –en el caso de los gays – o que la esposa fértil se estropee soportando embarazos y partos cuando siempre habrá alguien –una mujer sin medios, empobrecida adrede, junto con otras muchas, para utilizarlas sin escrúpulos– dispuesto (dispuesta, en este caso) a sustituirla porque es la única manera de que entre comida en su casa.

Pero volvamos al asunto de la prostitución. Decía, hablando en plata, que cuanto más retrógrado es un pueblo más puteros produce. España –que, mal que nos pese, sigue siendo puritana hasta límites inverosímiles– no es precisamente un dechado de virtudes paritarias, solo hay que fijarse en esos supermercados del sexo que inducen a la Europa patriarcal a cruzar los Pirineos y sumarse a la torpeza y falta de escrúpulos de los foráneos. Les importa un bledo que esas mujeres hayan sido víctimas de trata, vivan esclavizadas y sus servicios supongan una tortura continua; como si de objetos se tratase observan de soslayo su preocupante falta de autoestima, el desamparo, la vulnerabilidad, la confusión mental y el estado de esclavitud en que malviven.
Much Loved se estrenó en Francia allá por septiembre de 2015 y ha sido exhibida en los festivales de Cannes y Toronto, su acción se situa en Marruecos, en Marrakech, concretamente. A través de cuatro mujeres (Noha, Randa, Sukaina e Hilma) y a pesar de evidentes omisiones –siempre hay métodos para retratar algo mejor la humillación sin abandonar la elegancia ni llegar a rozar lo pornográfico– refleja parte de la realidad más cruda insistiendo en sus aspectos amables y evitando estigmatizar a las víctimas. Pero resulta evidente que cada una de las protagonistas, a pesar de su extrema juventud, arrastra una experiencia que la ha marcado, envejecido prematuramente por dentro, arrebatado la ilusión y convertido en una cínica que disimula como puede su desprecio y hastío en los momentos que necesita poner buena cara, ya que lo material es el único valor que aprecia porque eso es lo que le ha enseñado la vida.
Las comprendemos, porque ni siquiera imaginan vivir de otra forma, y hasta las admiramos por ser supervivientes auténticas. Y claro que nuestras protagonistas tienen sentimientos: encontramos instinto de protección en Noha (solo unos años mayor que las otras tres), el anhelo por encontrarse con un supuesto padre que según parece vive en España en un caso, el sentimiento amoroso en otro, una camaradería y espíritu de grupo envidiables, quizá un poco idealizado pero fácil de imaginar en circunstancias como estas. Tampoco faltan las rencillas, envidias y disputas. Lo cierto es que acabamos tomándolas cariño, y hasta nos desarman a veces con sus actitudes ingenuas. Hay que ponerse una venda en los ojos para seguir viviendo de esa forma, rodearse de un falso glamour, fingir alegría, aceptar humillaciones, emborracharse, bailar, ser el alma de la fiesta, vestirse provocativamente, acicalarse, flirtear, soportar al baboso de turno. No encontraremos escenas excesivamente sórdidas, al contrario, la escenografía es festiva la mayor parte de las veces, pero, tras tanto alarde frívolo la amargura espera a manifestarse dentro del hogar, una vez bajado el telón.
Desde luego, nunca llueve a gusto de todos. A mí me hubiera gustado que el director se mostrase más explícito, no sé si tenía intención de denunciar esta práctica perversa, es cierto que hablamos de un varón, pero solo por el hecho de tratar este asunto se le presume cierta conciencia y la muestra de una realidad, implícita pero aún así sin paliativos, ya es un aldabonazo para conciencias mínimamente sensibles. Pero así es como yo lo vivo, el gobierno marroquí en cambio censuró la película por considerarla un ataque contra la moral de la mujer marroquí, un escándalo por el asunto que trata y una defensa de la homosexualidad. Puede que esos jerarcas piensen que lo de la prostitución en Marruecos es una patraña de Ayouch. Aunque no los imagino tan ingenuos, supongo que más bien se trata de la actitud cínica con que se asumen estas prácticas y todas las que supongan discriminación hacia el sexo que dieron en llamar débil para sentirse más fuertes en su masculinidad todopoderosa.  
La narración evoluciona a buen ritmo manteniendo en todo momento el interés del espectador. De las escenas iniciales, en las que se enfoca más bien al grupo y predominan vorágine y desenfreno se pasa a individualizar progresivamente, primero al colectivo de chicas, luego a cada una, individualmente. El tono se va volviendo más serio, íntimo y profundo, el drama empieza a percibirse en toda su dimensión haciendo resaltar, por contraste, la hipocresía del paripé multitudinario que predomina al principio.
Una película valiente y muy necesaria, que como casi era de esperar ha atraído la violencia ultra: tanto su director como la actriz principal fueron atacados y, en el caso de ella, increpada y ninguneada por la policía y negado el auxilio hospitalario, las demás tuvieron que esconderse e incluso uno de los actores sufrió heridas en el cuello. Una vergüenza, por supuesto, pero que pone de manifiesto la mala conciencia de esos usuarios, beneficiarios y cómplices que habitan en Marruecos y en todos los lugares del mundo.


Título original: Zine li fik
Año: 2015
País: Marruecos
Dirección: Nabil Ayouch
Guion: Nabil Ayouch
Reparto: Loubna Abidar, Alima Karaouane, Asmaa Lazrak, Sara Elhamdi Elalaoui, Abdellah Didane, Danny Boushebel, Carlo Brandt
Duración: 108 minutos
Música: Mike Kourtzer
Fotografía: Virginie Surdej
Género: Drama

miércoles, 20 de mayo de 2020

Horse Girl (2020)


Gracias a su estreno en el festival de Sundance a principios de este año y a que fue recuperada poco después por Netflix, hemos podido ver Horse Girl aunque, por el momento, nos hayamos quedado sin salas. Una peli rara, de las que te dejan pensando y no acabas de saber a qué carta quedarte. En estos casos, las únicas alternativas parecen ser genialidad o fiasco, cualquiera de las dos nos convencen en un momento dado y al siguiente nos pasamos al otro extremo. Pero bueno, habrá que decidirse, o bien encontrar un término medio. Yo apuesto por una combinación de aciertos y errores; aunque es difícil dar en el centro de la diana, al menos habrá que intentarlo.

La protagonista absoluta es Sarah, interpretada por una genial Alison Brie, que también participó en el guión y cuya expresividad y economía interpretativa supone una de las mejores bazas de la cinta. Perseguimos sus miradas y el menor de sus gestos porque son creíbles y cautivadores, porque vemos en ellos a la mujer antes que a la actriz y porque despiertan en nosotros toda clase de sensaciones contradictorias.

La puesta en escena abunda en imágenes introspectivas muy bellas, incluso poéticas, con frecuentes incursiones en lo onírico. En ocasiones, nos parece haber entrado en territorio surrealista, pero la vida real, con su crueldad característica, invade de repente la pantalla cortando de raíz nuestros sueños e interfiriendo en los del personaje. Sueños extraños, visiones que nos informan progresivamente de su indeciso estado mental, afirmaciones que rozan lo demencial emitidas con la mayor contundencia, la actitud del que se cree un elegido, muy por encima de los mortales corrientes. No tengo nada en contra de esos alardes de fantasía, tampoco me parecen mal los momentos en que predomina el enfoque realista, lo que no acaba de encajarme es esa mezcolanza de categorías tan dispares que apenas caben en el mismo producto, por lo menos, no con la frecuencia e intensidad con que se alternan aquí.

También el director debe decidir qué terreno pisa. Todos son válidos pero no siempre pueden coexistir sin que el resultado se resienta. Podía haber optado por un hermoso paseo por la mente de una mujer algo confusa, cuyo grado de perturbación nos trae al fresco porque se ha eliminado todo raciocinio y nos centramos en la cascada visualmente emotiva, en el torrente de sentimientos que se manifiestan a través de una cuidada fotografía y un trabajo actoral excelente. La otra posibilidad consistiría en el concienzudo análisis de una determinada patología mental –pónganle nombre si lo saben, yo no soy especialista– explicitada en confusión entre mundo real e imaginado, sueños recurrentes, angustia, afirmaciones que asustan a su entorno, ingresos psiquiátricos y otros síntomas de trastorno. Pero todo ello forma parte del mismo relato, que no acaba de resolver en qué terreno quiere moverse y acaba dando traspiés por carecer de una base sólida. Incluso ese final, que se anuncia como maravilloso, me ha parecido la solución de compromiso que es preciso adoptar cuando se ha llegado a un callejón sin salida sin ninguna posibilidad de regreso a los orígenes para enderezar lo que se torció desde el inicio.

Fecha de estreno: 2020
País: Estados Unidos
Dirección: Jeff Baena
Guión: Jeff Baena, Alison Brie
Reparto: Alison Brie, Debby Ryan, John Reynolds, Molly Shannnon, John Ortiz, Paul Reiser, Jay Duplass
Música: Josiah Steinbrick, Jeremy Zuckerman
Fotografía: Sean McElwee
Género: Drama
Duración: 104 minutos
  


viernes, 1 de mayo de 2020

El prócer (Relato sarcástico)

Terminaron su busto a mediodía y esa madrugada falleció de un ataque al corazón, ni siquiera hubo tiempo de inaugurarlo. Permaneció, pues, en el palacio del Gobernador, bajo un paño granate con ribetes dorados, hasta el día de la Victoria, dos meses después de su entierro. Los allegados lamentaban que no hubiese podido disfrutar del gran acto de homenaje. Se perdió los discursos, las pancartas, los rostros emocionados, las competiciones gimnásticas y poéticas, los niños que agitaban banderitas, las canciones, los bailes. Probablemente, más en una sola tarde que la suma de distinciones que había recibido a lo largo de toda una vida, que no eran precisamente escasas.
El gran vestíbulo de palacio se cerraba con doble escalinata de mármol y baranda de forja con aplicaciones de oro, guarnecida con alfombras de seda tejidas a mano por los artesanos más prestigiosos. En su sección central, frente al gran portalón de entrada y a medio camino del arranque de las dos escaleras, el prócer presidía inmutable las actividades administrativas con su rostro hierático y sereno.
El día que finalizaron los eventos, su secretario particular encontró sobre su escritorio una nota manuscrita con la letra inconfundible del prócer en la que agradecía todos y cada uno de los gestos que habían tenido lugar. Era evidente que el autor había presenciado las festividades, por otra parte, las grafías eran idénticas, pero hay gente muy hábil, debía tratarse de una broma de mal gusto.
Esta conclusión no pudo sacarla el secretario del Consejo, que acto seguido hubo de ser ingresado víctima de una apoplejía y nunca llegó a recuperarse del todo, sino la secretaria de este, una chica despierta y pizpireta, agnóstica de vocación, que jamás había creído en fantasmas.
Se acordó mantener en secreto el episodio, los testigos eran escasos todavía y el hecho no había llegado a oídos de la prensa. El pobre secretario nunca volvió a emitir sonidos inteligibles y perdió completamente la facultad de escribir, a la becaria se le concedió un puesto vitalicio cerca de la frontera oeste, con un salario que para alguien con una formación tan limitada podía considerarse jugoso.
Pero el prócer no se conformó con ejercer su discreto papel de buen cadáver y siguió formando parte de la vida cotidiana, censurando o aplaudiendo cada acción u omisión, en una palabra, marcando las directrices del país tal como había venido haciendo en las últimas tres décadas. Unas veces en forma de octavillas que aparecían diseminadas por todas partes, otras con artículos de opinión que enviaba a los diarios más relevantes, firmados y rubricados tan claramente que no cabía duda de su autoría. También había llamadas telefónicas que sus receptores escuchaban tan pálidos como el papel, porque ni el mejor actor hubiera podido imitar con tal exactitud esa voz, sus inflexiones y hasta el sarcástico vocabulario que empleaba.
El prócer
La población al completo estaba pendiente ya de las intromisiones del fallecido. El gobierno perdió credibilidad, su sucesor dimitió abochornado, y tras él todos los que tuvieron la osadía de aceptar el cargo. El puesto de gobernador quedó vacante pues nadie estaba dispuesto a ser el hazmerreír de la nación. La floreciente economía comenzó a marchitarse, los actos públicos apenas encontraban concurrencia, los artistas perdieron la inspiración y los niños dejaron de reír. Finalmente, la nueva mecanógrafa, aquella que sucedió a la primera tras su expulsión fulminante, recibió una enigmática llamada, luego otra, hasta que un representante de la cúpula tuvo a bien coger el teléfono.
La voz, distorsionada por procedimientos mecánicos instó al nuevo-aspirante-a-gobernador-y-nunca-nombrado-como-tal a observar diariamente el rostro de la estatua. ¿No había reparado en una sonrisilla incipiente que aumentaba a cada nueva travesura hasta haberse convertido en una franca, y muda, carcajada?  Aquel caballero se quedó lívido al escuchar tal cosa y bajó en persona corriendo a comprobarlo. Efectivamente, la expresión del fallecido era de chanza y chirigota y no recordaba en nada al rostro algo adusto que había tallado el artista. Entonces la voz comenzó a dar instrucciones, si querían que aquello acabase tenía que renunciar a su puesto en funciones y nombrar gobernador plenipotenciario a la persona que la voz designase.
El Consejo se reunió esa misma tarde y acordó por unanimidad no ceder a chantajes procedentes de voces sin rostro. Acto seguido, la presencia del prócer se multiplicó hasta realizar toda clase de desaguisados en todas las provincias a un tiempo. Aquella pesadilla parecía no tener fin. Mientras tanto, las dependencias del gobernador recibían puntualmente noticias del informante a las ocho de la mañana, un informante que en cada ocasión parecía un poco más eufórico.
Finalmente, el Consejo tuvo que rendirse. Transigió en todo lo que la voz reclamaba, que en realidad era más bien poco: todo se reducía a nombrar gobernador a la persona que solicitase audiencia tal día a tal hora en el antiguo despacho del prócer y que se identificase como aquel que había descubierto la causa de tanto desbarajuste.
Llegado el día, todo Palacio se hallaba conmocionado y expectante. A las doce del mediodía en punto, la puerta del despacho se abrió y en el umbral vieron una figura menuda y ágil que se retiraba la melena de la frente. Era la auxiliar del Secretario loco, confinado para siempre en el pabellón más lóbrego de una arcaica institución destinada a dementes profundos. La mujer avanzó taconeando y tomó asiento en el sillón destinado a las audiencias, frente a la silla presidencial, para escándalo de todos los asistentes que, no obstante, se abstuvieron de pronunciar palabra.
Las de ellas fueron pocas y contundentes. Tendría que ser nombrarla gobernadora de inmediato, tal como había indicado reiteradamente por teléfono. En cuanto se hubiese trasladado a la población la noticia de su nombramiento, haría lo necesario para que la presencia del muerto dejase de interferir en la vida del país. Así se hizo. Semanas más tarde, en un acto reservado a cuatro o cinco asistentes y ocultado escrupulosamente a cualquiera que no fuesen ellos, la flamante Gobernadora armada de un martillo hizo añicos el odiado retrato de piedra. Tanta inquina hizo sospechar a algunos que había tenido algo que ver con su fallecimiento. Pero nadie se molestó en remover el asunto porque a esas alturas, una personalidad como la suya resultaba absolutamente intocable.
Todo arreglado. La voz dejó de sonar al fin, la Gobernadora devolvió su esplendor al país, se ganó la simpatía de ciudadanos y colaboradores, demostró una eficiencia exquisita. Un año más tarde, se permitió visitar de incógnito a su padre, el escultor que había tallado el busto, y a su hermano, un reconocido actor de doblaje. Cenaron los tres pasada la media noche en la fonda más destartalada del rincón más remoto del valle más profundo, brindaron y rieron felicitándose por su astucia y de aquello no se enteró ni un alma.