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martes, 28 de enero de 2025

Estoy pensando en dejarlo ( I'm Thinking of Ending Things) - 2020

I

A veces me pregunto si el cine actual sigue siendo capaz de impactarnos o ha acabado adoptando una rutina cómoda y fácil de consumir. Me refiero a esa sensación de entrar en un bosque oscuro, lleno de sombras amenazantes, de pequeñas explosiones que nos sobresaltan –y no hablo de terror sino de emoción, intriga, identificación con los personajes – que por lo general es más fácil de encontrar en los clásicos. Estoy pensando en dejarlo (estrenada en su plataforma correspondiente el pasado 4 de septiembre) no nos dará un minuto de respiro, pero exige una contrapartida: aceptar lo que se nos ofrece aunque no acabemos de entenderlo, incluso si al final no estamos seguros de lo que hemos visto. Pues lo que intenta provocar es una reflexión profunda, no solo sobre lo que propone el director o el autor de la novela original, también acerca de esas cuestiones, más particulares, que vamos descubriendo en nosotros según va avanzando la trama.

Su director, Charlie Kaufman, se ha basado en el thriller psicológico homónimo publicado por el canadiense Iain Red en 2016, con algunas modificaciones, en particular la última escena y, tal como acostumbra, no poniéndoselo nada fácil al sufrido espectador. Presenciamos un espectáculo que, además de hermético y complejo, puede resultar fascinante, pero a cambio se nos exige: por una parte, atención máxima, por otra, que no nos creamos nada de lo que estamos viendo y oyendo. Algunas pistas:

Si vemos a una pareja emprendiendo un viaje para conocer a los padres de él, y los conocemos a través de los pensamientos de la chica, deducimos que el título se refiere, tal como ella aclara, a que está dispuesta a cortar la relación. Pero hasta esa intención de dejar algo puede esconder alguna ambivalencia o, sencillamente, referirse a un asunto completamente distinto. Solo hay que fijarse en el original inglés (I’m Thinking of Ending Things).

Nos sentimos cómodos dentro de una situación de lo más lógica, y hasta tópica, hasta el final del primer viaje, ahí es cuando lo que vemos comienza a volverse enrevesado. Habrá quien tilde al argumento de absurdo e incomprensible, -y en efecto, el surrealismo lo acapara todo–, quien afirme que lo que no se entiende no vale la pena, opiniones no van a faltar y todos tendrán razón. 

Y es que lo que aparece en escena puede estar ocurriendo o tratarse de simples pensamientos, recuerdos, deseos o temores del personaje principal, un protagonista que, por cierto,  puede no ser el más evidente, y me refiero a la persona que suele acaparar la pantalla. Existe, por tanto, algún desdoblamiento aunque una lectura literal también sería válida.

Mezcla épocas distintas presentando a algunas personas en edades diferentes dentro de la misma secuencia, o al mismo personaje encarnado en varios actores que a veces, incluso, comparten plano, y hasta pueden tener distinto sexo.

Superpone conceptos procedentes de películas, novelas o poemas a reflexiones y conflictos aportados por los propios de los personajes-

Bien, pues con toda esa mezcolanza, Kaufman logra componer un hermoso tapiz en el que casting, caracterización, interpretaciones, música y hasta danza no pueden dejar de seducirnos. Sin olvidar el inquietante clima que se establece desde la primera escena –y que va en aumento, casi exponencialmente– al que contribuyen todos los elementos: la claustrofobia automovilística, el infernal clima meteorológico, ese  paisaje desolado, prácticamente desértico, que les acompaña la mayor parte del tiempo, el lóbrego caserón de los suegros, los largos y solitarios pasillos del instituto, la extrema lentitud de algunos tempos (un viaje que no acaba nunca, los padres tardan una eternidad en bajar a recibirlos), los animales: ese perro  real o imaginario, los cerdos y su truculencia. Todo, absolutamente, abunda en lo mismo.

Queda claro, pues, que nos inquietaremos por el destino de los personajes, de Jake (el tipo aparentemente pacífico que sufre accesos violentos periódicamente) y de Lucy (el personaje más proteico de todos, que constantemente cambia de nombre y profesión), pero deberíamos preocuparnos más por lo que sucede dentro de nosotros, pues sufriremos, seguro, un pequeño cataclismo ya que la película nos enfrentará a nuestras propias certezas y acabaremos planteándonos cuestiones como la frustración por una vida desperdiciada, lo ilusorio de las fantasías masculinas y las inseguridades que producen, la incomunicación en general, el mito del amor romántico, la realidad de las relaciones tóxicas, tanto en la pareja como entre padres e hijos, el terror que siempre acecha a las mujeres y un largo etcétera. Pero, sobre todo, vamos a preguntarnos por el motivo de la misoginia omnipresente, de una quimera de posesividad nunca superada –que se manifiesta, tanto en el propio relato como en retazos de películas y en alusiones diversas– que acaban anulando a quien las ha aceptado toda su vida. Se nos sitúa, pues, en un ambiente de derrota donde las fantasías ya se han esfumado y no hay posibilidad de resucitarlas.

Título original: I'm Thinking of Ending Things
Año: 2020
País: Estados Unidos
Dirección: Charlie Kaufman 
Guion: Charlie Kaufman, Iain Reid
Reparto: Jesse Lemons, Jessie Buckley, Toni Collette, David Thewlis, Guy Boyd 
Duración: 134 minutos
Música: Jay Wadley
Fotografía: Lukasz Zal
Genero: Drama psicológico


martes, 31 de diciembre de 2024

Mis lecturas de 2024

 Este año y el anterior he leído mucho menos que de costumbre, a ver si en el que empieza vuelvo a los buenos hábitos. Dejo aquí mis valoraciones por orden cronológico:

* Volver la vista atrás, de Juan Gabriel Vásquez ................................................9.5

* Dientes rojos, de Jesús Cañadas ..................................................................... Abandonado

* Fortuna, de Hernán Díaz .................................................................................9.5

* De bestias y aves, de Pilar Abdón .................................................................. 4

* En la boca del lobo, de Elvira Lindo ............................................................. 6.5



* La ternera, de Aurora Freijo Corbeira ........................................................... 8

* La muerte en sus manos, de Otessa Moshfegh ............................................. 5

* Música acuática, de T. C. Boyle ................................................................... 7

* La llamada, de Leila Guerriero ................................................................... Abandonado

* Pensilvania, de Juan Aparicio Belmonte .................................................... Abandonado

* Un detalle menor, de Adanía Shibli .......................................................... 7.5

* Rinconete y Cortadillo, de Miguel de Cervantes ..................................... 10

* La juguetería errante, de Edmund Crispin ............................................... 5

* Una historia romántica, de Antonio Scurati ............................................ Abandonado

* Ética para inversores, de Petros Markaris ............................................... Abandonado

* El asesino dentro de mí, de Jim Thompson ........................................... 7

* Diario de un hombre superfluo, de Iván Sergueevich Turguenev ,,,,,,,, 9

* La vegetariana, de Han Kang ............................................................... En proceso

* El parque de los perros, de Sofi Oksanen ............................................ En proceso

viernes, 8 de marzo de 2024

8 de Marzo. Día por los Derechos de las Mujeres



Lo reivindicamos escuchando el podcast que emite hoy Radiojaputa.

(Selecciona y pulsa) 

https://radiojaputa.com/podcast/radiojaputa-205-analizamos-las-iniciativas-mas-surrealistas-que-se-han-preparado-para-este-8m/

lunes, 17 de abril de 2023

Lo políticamente perverso

Cabezas en un paisaje - Francisco de Goya (1820-23)

 

No salgo de mi asombro: en los últimos tiempos ¡qué buenos nos hemos vuelto todos! Somos una sociedad de santos, nos merecemos el paraíso, no el terrenal, que debió desaparecer hace mucho, pero sí ese que nos prometieron los profetas e iluminados de diverso pelaje. Y si eso nos parece aburrido, ya nos darán alternativas. Gente tan magnífica como la de esta generación se merece un Más Allá que rompa las previsiones de los que nos antecedieron. Menos angelitos patudos con arpas de oro, nada de huríes, que eso es un invento muy machista, y pensemos en disfrutar eternamente. ¿Qué por qué digo esto? Está claro, si te fijas, el respeto y la delicadeza son el emblema de este siglo. Sobre todo con los más débiles. Bien, puede que les soltemos alguna patada si se descuidan o les hurtemos un derecho por juzgarlo una bicoca que no se merecen, pero ¿y el respeto con que los tratamos? ¿y el cuidado con que nos referimos a ellos?

¿O no? Como habrás adivinado estoy siendo irónica, incluso un poco sarcástica. Deberías preguntarte, pienso yo, si realmente ese cuidado extremo en el lenguaje manifiesta un interés real por esos grupos, si te importa de verdad lo que ellos piensen o estás más pendiente de la imagen que proyectas. Porque, la verdad, mucho cuidado con los apelativos pero qué poco en cultivar la empatía. ¡Desengáñate! lo único que te importa de verdad son tus propios deseos, te miras el ombligo y poco más, eso sí, con la conciencia bien tranquila ya que tu lenguaje es intachable y eso, según crees, te lava la conciencia.

¿Te has preguntado alguna vez si esa cruzada del lenguaje políticamente correcto sirve para algo, se trata de un empeño irrelevante o, incluso, logra un efecto totalmente contrario a tus propósitos? A ver si logro hacerme entender. Amigo mío, piénsalo un poco. Eres tú el que tiene problemas de convivencia con enfermos, discapacitados o con quien presente cualquier otro hándicap. ¡Eh! Espera, espera, te lo explico. En primer lugar, me reafirmo en lo ya dicho: los prejuicios están en tu cabeza. Por eso quieres cambiarles el nombre, incluso utilizar una perífrasis, sin reparar en que los sustantivos y adjetivos son cómodos, expresivos, precisos, y el ser humano los utiliza desde tiempo inmemorial. ¿Crees que me equivoco? De acuerdo, vamos un paso más allá. ¿A que no se te ocurre llamar a un médico persona licenciada en medicina? Pues, según tus argumentos, deberías hacerlo ya que ese hombre o esa mujer no solo ejercen su profesión, también poseen otros muchos atributos. Lo mismo valdría para persona que preside el gobierno de un paíspersona que reina o persona que escribe novelas. Mira, revísate esos prejuicios antes de poner patas arriba el idioma y volvernos locos a todos. A ver si vas a ser tú el que mira de arriba abajo al autista, al manco y al ciego. Las palabras tienen un significado claro y funcional, son nuestro tesoro, mucho cuidado con adulterarlas artificialmente ya que, por si no lo sabías, vocablo y concepto van estrechamente unidos. Además, son neutras. Generalmente no conllevan una carga valorativa en sí mismas, o dicho de otro modo, carecían de connotaciones hasta que llegaste tú, con tu dosis de mala conciencia y les adjudicaste lo que tienes en esa cabeza tuya, que no es aséptica precisamente. Y lo peor de todo es que estás arrastrando a todo el mundo a hacer lo mismo, ya has conseguido convencerlos de que estaban discriminando a ciertos grupos cuando, simplemente, usaban el nombre que los identifica. A este paso, dentro de no mucho tiempo, tendremos que decir persona a la que un oftalmólogo u oftalmóloga diagnosticó miopía hace diez años y medio para referirnos a los miopes, pues la expresión que usábamos antes ya se nos habrá quedado corta. ¿Qué tú no has sido el primero en distorsionar el lenguaje así? Entonces revisa tu capacidad crítica, que quizá esté un poco averiada.

Una definición más para acabar. O varias. A saber, las de condescendiente, prepotente y arrogante. Esas no te las voy a dar yo, consulta un diccionario. O mejor, coge un espejo y mírate.

jueves, 23 de marzo de 2023

Los naúfragos (Parábola feminista)

 

Emil Nolde - Máscaras y paraísos perdidos

Adolfo y Adela habían caído en un enorme foso que se abrió a sus pies súbitamente y eran incapaces de explicarlo. Primero estaban muy preocupados por conocer las causas, pero lo práctico primaba sobre la teoría, saber si se había hundido la tierra que pisaban a causa de una explosión nuclear, un terremoto y un meteorito en ese momento era lo de menos, lo prioritario era salir de allí, si lo conseguían ya se enterarían de lo que había ocurrido.

- Es importante saber con quién contamos, si fuésemos los únicos supervivientes…

-     - No vamos a ponernos en lo peor, tengamos confianza en que alguien acabara por oírnos. Grita, aporrea esos bidones con los palos, vamos a tirar piedras al agujero a ver si con suerte nos oyen.

-        - No hay nada que hacer, preparémonos para morir de hambre y frío.

-        - Me niego a ser tan derrotista. Oye, ¿qué es ese ruido?

-        - Suena como un móvil, pensaba que lo habíamos perdido los dos.

-        -Yo he perdido el mío, es ese cacharro que parece una tostadora.

-        -Debe ser un aparato antiguo, ¿a ver?

-       - Aquí Adela, ¿hay alguien al otro lado?

-    - Aló, aló, somos Teresa y Teodoro. Ha explotado nuestro avión y hemos caído a un islote en medio del océano.

-      -  ¿Estáis solos?

-       - Sí.

-    - Igual que nosotros, os habla Adolfo, Tenéis suerte de poder ver el cielo.

-       - ¡Menuda suerte! hay agua por todas partes y ni una brizna de hierba que echarse a la boca.

-      - No le hagáis caso, al menos el mar está tan plácido como una bañera. No podemos dejarnos llevar por el pánico.

-        - Lo mismo pienso yo.

-        -  ¿Vosotros tenéis comida?

-      - No tenemos nada. Solo hay palos, piedras, bidones y ni un lagarto que pueda alimentarnos.

-      -  ¿Dónde estáis?

-        - Hundidos en un boquete que se ha abierto en el suelo.

-      -  ¿Los bidones son grandes?

-    -  Los hay de varios tamaños, algunos bastante altos, debían estar en alguna nave y habrán caído a la vez que nosotros.

-      -  ¿Por qué no intentáis hacer escalones con ellos? Moverlos con los palos o algo así. Al menos tenéis algo, no como nosotros,

-     - Pues no es mala idea. ¿Vosotros qué tal? ¿Vuestro peñasco está vacío?

-     - ¡Nah! Nada que podamos usar: unos troncos resecos, arrancados de raíz por alguna tormenta, y el suelo cubierto de agujas de pino.

-        -  ¿Pinos? A esos troncos les puede quedar resina. ¿No podéis pegarlos y hacer una balsa?

-      -  Sí, la corteza está pegajosa pero sin herramientas es difícil construir nada. Aunque he visto unos guijarros con un filo que da miedo, eso podría servir.

-       - ¿Estamos salvados los cuatro?

-     -  Al menos hemos encontrado una vía de escape, solo tenemos que usar lo que tenemos. A ver si somos capaces.

-        -   Gracias por la idea.

-      -  Lo mismo digo. Sin vosotros, no sé qué hubiéramos hecho. Os dejo, que tenemos tarea.

-        - Adiós, chicos. Cuando lo consigáis, avisad.

-        - Lo haremos, espero que para entonces funcione este cacharro.

Leo constantemente en Twitter que las feministas nos hemos quedado huérfanas, y es cierto. El porno y la prostitución cobran cada vez más fuerza, niñas y mujeres son constantemente agredidas, los asesinos machistas incrementan su número, el/la legislador/a rebaja las penas a los agresores porque se siente garantista. Y, digo yo ¿qué garantía necesita el que posee mayor fuerza  física, agresividad aprendida desde la cuna, la complicidad del tejido social? No son personas hambrientas robando para comer sino la fuerza bruta cayendo sobre las mujeres. Es a nosotras y no a ellos, a quienes tienen que otorgar garantías. Garantías de seguridad, de que se va a hacer todo lo posible para que ninguna caiga en las garras de este terrorismo patriarcal que está arrasando con todo.

Para colmo de males, desde hace unos días las estúpidas leyes autonómicas que en su día aprobaron los (imposibles) cambios de sexo ha adquirido rango nacional, Ahora la impunidad es completa, cualquier jeta puede declararse mujer para dar rienda suelta a su violencia. Ya pueden burlar a la justicia: no hace falta más que registrarse como del sexo opuesto para que queden sin efecto las tímidas normas que nos protegían mínimamente. Estamos en medio del océano o en el fondo de una sima, pero hay troncos de árbol, pedernal, cilindros metálicos, podemos construir algo con eso para poner los pies en tierra firme. Hay partidos feministas en España, pero tienen que llegar al parlamento, sin ellos estamos perdidas, ellos son las pértigas que pueden ayudarnos a saltar. Puedes quejarte en las RRSS, por supuesto que sí, el derecho al pataleo no se le niega a nadie, pero si nos quedamos en el lamento y no buscamos una solución esto va a ser un desastre aún mayor que el que existe ahora, aunque eso parezca imposible. Quiero decir ¿quieres que los partidos feministas concurran a las elecciones pero no se te pasa por la cabeza que tú tengas que hacer nada? Pues, chica, sigue así, esperando que lo hagan otras. Si todas pensamos lo mismo, ¿qué crees que va a pasar? A las mujeres nadie nos va ayudar en absolutamente nada. Hemos visto crecer algunos proyectos desde cero, pero, ¡convéncete! ese no va a ser nuestro caso. El ciclón queer ha venido a birlarnos los pocos derechos que teníamos con la pasividad o el apoyo de quienes ostentan el poder, seremos unas ilusas si pensamos que alguien va a hacer por nosotras lo que no hagamos nosotras mismas.

¿Quieres quedarte en el hoyo? Bien, pero luego no protestes.

viernes, 30 de diciembre de 2022

Mis lecturas de 2022


2

El mercenario que coleccionaba obras de arte”, de Wendy Guerra

 

2,5

Un trastorno propio de este país” de Ken Kalfus

Todo lo que no se puede decir”, de Cristina Peri Rossi

Las niñas prodigio”, de Sabina Urraca

Selene y los cuatro elementos”, de Lucía Etxebarria

La humanización de la era digital” de Jesús Briones Delgado

Hacia el sur” de Virginia Woolf

Cada cual y lo extraño” de Felipe Benítez Reyes


3

"La bajamar", de Aroa Moreno Durán

"Tiempos oscuros", de John Connolly

 

3,5

“Paraíso”, de Abdulrazak Gurnah

“Fuerzas especiales”, de Diamela Eltit

“La casa del padre”, de Karmele Jaio

"La cena", de Herman Koch

"Un tiempo nuevo", de Elizabeth Jane Howard


4

“Los desorientados” de Amin Maalouf

“Un montón de migajas”, de Elena Gorokhova

“La revuelta de las putas”, de Amelia Tiganus

“Las fiebres de la memoria”, de Gioconda Belli

"El tren de la última noche", de Dacia Maraini

“Natacha”, de Luisa Carnés

"En la orilla" de Abdulrazajk Gurnah

"Un jinete en el cielo", de Ambrose Bierce

 

4,5

“Kruso”, de Lutz Seiler

"Vida y época de Michael K." de Joseph M. Coetzee

 

5

“La lengua salvada”, de Elias Canetti

“La decadencia de Nerón Golden”, de Salman Rushdie

“El desertor”, de Siegfried Lenz

 

miércoles, 1 de julio de 2020

Retazos de Arco Iris




SEXO Femenino:
-Cromosomas XX
-Predominio de hormonas femeninas
--Caracteres primarios femeninos (genitales y mamas)
-Caracteres secundarios femeninos (poco vello, voz aguda, musculatura poco desarrollada, escasa tendencia a la calvicie etc)

GÉNERO Femenino:
-Educación para la paciencia/tolerancia
-Educación para la falta de autoestima
-Frecuente infravaloración por parte de los varones
-Id. tratamiento condescendiente
-Id. mansplaining
-Menos posibilidad de encontrar trabajo
-Menos posibilidad de ascenso
-Menos sueldo a igual  categoría
-Posibilidad de que te acosen
-Abusos sexuales de palabra, obra y tentativa, frecuentes y a cualquier edad
-Mayor vulnerabilidad personal/laboral con el consiguiente peligro de prostitución/embarazo por encargo 
-Posibilidad de ser violada
-Posibilidad de sufrir violencia de género
-Posibilidad de ser maltratada
-Posibilidad de ser asesinada

(ESTO ES EL GÉNERO. No creo que nadie quiera someterse a esta experiencia pudiendo elegir. La gente está MUY EQUIVOCADA, incluidos algunos miembros del gobierno).

Rasgos IRRELEVANTES:
-Que hayas jugado con muñecas, cocinitas etc.
-Que hayas jugado al fútbol, indios y vaqueros etc.
-Que te guste el fútbol y/o los coches
-Que te guste el color rosa, el maquillaje, los tacones etc.
-Que te gusten las matemáticas o la física nuclear
-Que te guste la poesía o los culebrones
-Que quieras entrar en el cuerpo de bomberos o te guste la ingeniería
-Que estudies peluquería o enfermería
Etc. 

martes, 26 de mayo de 2020

No soy un hombre fácil (Je ne suis pas un homme facile) - 2018


No hay cómo dar la vuelta a las costumbres más arraigadas para entender que no existe simetría entre los sexos. Es lo que hace esta directora, y aunque no se plantea grandes cuestiones ni se complica demasiado la vida, a pesar de que recurre fácilmente a los tópicos, nos ofrece una comedia bastante divertida que se deja ver siempre que no nos pongamos excesivamente exigentes.
En primer lugar nos topamos con un supuesto triunfador pretendidamente guapo, o lo que es igual, con un hombre de esos que se creen irresistibles y van avergonzando a toda mujer que consideran atractiva a base de meter la pata. Porque –y esto es un hecho comprobado que se refleja muy bien en la peli– la estupidez de ellos rebota de tal manera que quienes se sienten incómodas son ellas y no al contrario. Paradojas de una sociedad desigual.
El mensaje satírico suele calar mejor en los espectadores cuando se recurre a la fantasía y al absurdo. En este caso, nuestro héroe se despierta en un mundo al revés, ahora son las mujeres quienes mandan y ellos los objetos sexuales a quienes se trata como un cero a la izquierda. Podrían haberlo situado en una sociedad igualitaria pero de esta forma el contraste es más efectivo. Excepto por un pequeño detalle: todos están acostumbrados a esta inversión de roles en relación al mundo real menos el protagonista, que sigue anclado en el machismo y, aunque acaba transigiendo un poco, se comporta más o menos como antes. Me pregunto si esta conducta del personaje se concibe de forma premeditada por las guionistas o es debida a un inconsciente mantenimiento de esquemas preconcebidos. Y me temo que se trata de lo segundo.
Quizá sea ese el motivo de que ella presente un aspecto marcadamente andrógino. ¿Es que no podemos imaginar una realidad en que la mujer domine conservando su aspecto femenino, su liviandad y delicadeza? Así es la fisiología femenina, que naturalmente no la convierte en débil, aunque sea lo que interesa hacernos creer.
Es evidente que un mundo al revés nunca podría ser una copia invertida del de ahora. Aun aceptando que las mujeres aprovechasen su poder para dominar al otro sexo tal como sucede ahora con los varones, los esquemas serían necesariamente distintos, no se trata de copiar mecánicamente lo que siempre hemos visto ni todo consiste en que el sexo débil se depile, cuide a los niños o enseñe las piernas. Si la ficción quiere crear una estructura social opuesta a todo lo que conocemos necesita realizar un análisis profundo y una revisión mucho más exhaustiva de los mecanismos que determinan el poder en general y las pequeñas dominaciones cotidianas. Es cierto que se trata de una película simpática, desarrollada con corrección y que puede servir para que reflexionen las mentes recalcitrantes de ambos sexos siempre que no se cierren en banda, pero en definitiva nos encontramos ante una comedia romántica en la que el amor acaba resolviéndolo todo y, a pesar de interesantes giros de guión, se muestra bastante conciliadora: el espejo que nos refleja es marcadamente más amable que el verdadero y las situaciones desagradables, discriminatorias etc. que tienen que sufrir los varones no se acerca ni de lejos a lo que viven y han vivido las mujeres desde el principio de los tiempos. En resumidas cuentas, merece la pena verla pero resulta mucho más convencional de lo que quieren hacernos creer.

Título original: Je ne suis pas un homme facile
Año: 2018
País: Francia
Duración: 98 minutos
Dirección: Eleonore Pourriat
Guion: Ariane Fert, Eleonore Pourriat
Reparto: Vincent Elbaz, Marie Sophie Ferdane, Pierrre Bénezit, Blanche Gardin, Moon Dailly, Céline Menville, Camille Landru-Girardet
Música: Fred Avril
Fotografía: Penélope Pourriat
Género: Comedia

viernes, 22 de mayo de 2020

Much Loved (Zine li fik) - 2015


Cuanto más retrógrada es una sociedad, mayor es el volumen de negocio de los cuerpos. Al contrario de lo que pretenden hacernos creer y tal como indica el sentido común, la prostitución (junto a los vientres de alquiler y cualquier actividad que suponga comerciar con nosotras mismas) se encuentra en el otro extremo de la libertad, de la libertad sexual en este caso. Una mujer libre, dueña de sí misma, que busca el placer como lo puede hacer cualquier varón y no pasa por apuros económicos propiciados por una economía que la discrimina, puede actuar como ellos, buscar pareja si lo desea o bien aventuras esporádicas. Eso es ser realmente libre. Como regla sencilla, solo hay que comparar: si la práctica que examinamos es común a ambos sexos no habrá discriminación, en caso contrario, el machismo ha invadido la plaza pública. Y es un hecho que el invasor está presente en todo el planeta. No hay más que ver las restricciones en la venta de órganos, nadie puede comerciar con ellos en pro de una supuesta libertad, por mucha necesidad que tenga, en cambio, cuando el objeto de comercio no es común a ambos sexos, es decir, cuando se trata de vender algo que no poseen los varones, las trabas legales desaparecen, se relajan o los encargados de hacerlas cumplir hacen la vista gorda. De ese modo, el mercado de trabajo disponible se amplía para el privilegiado varón, ya que se elimina una gran cantidad de competencia y el cupo disponible se reserva para su propio placer. O para obtener hijos por un módico precio sin que haga falta una pareja femenina –en el caso de los gays – o que la esposa fértil se estropee soportando embarazos y partos cuando siempre habrá alguien –una mujer sin medios, empobrecida adrede, junto con otras muchas, para utilizarlas sin escrúpulos– dispuesto (dispuesta, en este caso) a sustituirla porque es la única manera de que entre comida en su casa.

Pero volvamos al asunto de la prostitución. Decía, hablando en plata, que cuanto más retrógrado es un pueblo más puteros produce. España –que, mal que nos pese, sigue siendo puritana hasta límites inverosímiles– no es precisamente un dechado de virtudes paritarias, solo hay que fijarse en esos supermercados del sexo que inducen a la Europa patriarcal a cruzar los Pirineos y sumarse a la torpeza y falta de escrúpulos de los foráneos. Les importa un bledo que esas mujeres hayan sido víctimas de trata, vivan esclavizadas y sus servicios supongan una tortura continua; como si de objetos se tratase observan de soslayo su preocupante falta de autoestima, el desamparo, la vulnerabilidad, la confusión mental y el estado de esclavitud en que malviven.
Much Loved se estrenó en Francia allá por septiembre de 2015 y ha sido exhibida en los festivales de Cannes y Toronto, su acción se situa en Marruecos, en Marrakech, concretamente. A través de cuatro mujeres (Noha, Randa, Sukaina e Hilma) y a pesar de evidentes omisiones –siempre hay métodos para retratar algo mejor la humillación sin abandonar la elegancia ni llegar a rozar lo pornográfico– refleja parte de la realidad más cruda insistiendo en sus aspectos amables y evitando estigmatizar a las víctimas. Pero resulta evidente que cada una de las protagonistas, a pesar de su extrema juventud, arrastra una experiencia que la ha marcado, envejecido prematuramente por dentro, arrebatado la ilusión y convertido en una cínica que disimula como puede su desprecio y hastío en los momentos que necesita poner buena cara, ya que lo material es el único valor que aprecia porque eso es lo que le ha enseñado la vida.
Las comprendemos, porque ni siquiera imaginan vivir de otra forma, y hasta las admiramos por ser supervivientes auténticas. Y claro que nuestras protagonistas tienen sentimientos: encontramos instinto de protección en Noha (solo unos años mayor que las otras tres), el anhelo por encontrarse con un supuesto padre que según parece vive en España en un caso, el sentimiento amoroso en otro, una camaradería y espíritu de grupo envidiables, quizá un poco idealizado pero fácil de imaginar en circunstancias como estas. Tampoco faltan las rencillas, envidias y disputas. Lo cierto es que acabamos tomándolas cariño, y hasta nos desarman a veces con sus actitudes ingenuas. Hay que ponerse una venda en los ojos para seguir viviendo de esa forma, rodearse de un falso glamour, fingir alegría, aceptar humillaciones, emborracharse, bailar, ser el alma de la fiesta, vestirse provocativamente, acicalarse, flirtear, soportar al baboso de turno. No encontraremos escenas excesivamente sórdidas, al contrario, la escenografía es festiva la mayor parte de las veces, pero, tras tanto alarde frívolo la amargura espera a manifestarse dentro del hogar, una vez bajado el telón.
Desde luego, nunca llueve a gusto de todos. A mí me hubiera gustado que el director se mostrase más explícito, no sé si tenía intención de denunciar esta práctica perversa, es cierto que hablamos de un varón, pero solo por el hecho de tratar este asunto se le presume cierta conciencia y la muestra de una realidad, implícita pero aún así sin paliativos, ya es un aldabonazo para conciencias mínimamente sensibles. Pero así es como yo lo vivo, el gobierno marroquí en cambio censuró la película por considerarla un ataque contra la moral de la mujer marroquí, un escándalo por el asunto que trata y una defensa de la homosexualidad. Puede que esos jerarcas piensen que lo de la prostitución en Marruecos es una patraña de Ayouch. Aunque no los imagino tan ingenuos, supongo que más bien se trata de la actitud cínica con que se asumen estas prácticas y todas las que supongan discriminación hacia el sexo que dieron en llamar débil para sentirse más fuertes en su masculinidad todopoderosa.  
La narración evoluciona a buen ritmo manteniendo en todo momento el interés del espectador. De las escenas iniciales, en las que se enfoca más bien al grupo y predominan vorágine y desenfreno se pasa a individualizar progresivamente, primero al colectivo de chicas, luego a cada una, individualmente. El tono se va volviendo más serio, íntimo y profundo, el drama empieza a percibirse en toda su dimensión haciendo resaltar, por contraste, la hipocresía del paripé multitudinario que predomina al principio.
Una película valiente y muy necesaria, que como casi era de esperar ha atraído la violencia ultra: tanto su director como la actriz principal fueron atacados y, en el caso de ella, increpada y ninguneada por la policía y negado el auxilio hospitalario, las demás tuvieron que esconderse e incluso uno de los actores sufrió heridas en el cuello. Una vergüenza, por supuesto, pero que pone de manifiesto la mala conciencia de esos usuarios, beneficiarios y cómplices que habitan en Marruecos y en todos los lugares del mundo.


Título original: Zine li fik
Año: 2015
País: Marruecos
Dirección: Nabil Ayouch
Guion: Nabil Ayouch
Reparto: Loubna Abidar, Alima Karaouane, Asmaa Lazrak, Sara Elhamdi Elalaoui, Abdellah Didane, Danny Boushebel, Carlo Brandt
Duración: 108 minutos
Música: Mike Kourtzer
Fotografía: Virginie Surdej
Género: Drama