No nos engañemos, incluso en el ámbito de la difusión de cuestiones sanitarias existen parientes pobres y parientes ricos, enfermedades sobradamente divulgadas y otras, igualmente graves, que parecen ocupar un lugar secundario tanto en el imaginario colectivo como en las fuentes de divulgación pública. Es el caso de las patologías pulmonares que, para colmo de males, son las que más dependen, con diferencia, de factores como el comportamiento ciudadano. Sin embargo no podemos exigir sensibilidad, ni siquiera ante un problema tan marcadamente grave como este, en el que nada menos que la capacidad respiratoria de los interesados puede verse gravemente afectada, cuando, tanto a divulgadores como a público, se les hurta la información más elemental. Aceptemos que tan loable es que se divulguen síntomas o medidas preventivas de patologías sobradamente conocidas, caso de la diabetes, el cáncer o las enfermedades coronarias, como de lamentar que casi todo lo relacionado con enfermedades respiratorias continúe en el mayor de los silencios.
Como decía, esta clase de datos llegan con cuentagotas a las páginas de salud de la prensa o se escuchan muy de tarde en tarde en programas televisivos de divulgación, ni siquiera los especialistas en neumología se esfuerzan demasiado en darlo a conocer. Y, sin embargo, su gravedad se incrementa a causa de la desinformación general y, en ocasiones, de los propios afectados. Un asunto que exige soluciones urgentes por parte de gestores administrativos y hospitalarios ya que, como es de suponer, su incidencia no se limita a limpiadoras y amas de casa sino a todas las personas - con patologías respiratorias o riesgo de adquirirlas - que visitan centros públicos donde se limpia en horarios de afluencia, y sobre todo usuarios de hospitales y centros de salud afectados de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) o asma bronquial.
Y, sin embargo, son tanto los actuales enfermos como aquellos que se sumarán a ellos debido a la desinformación reinante y su consecuente falta de medidas preventivas los que más lo necesitan ya que su salud, calidad de vida, incluso esta misma en ciertos casos, dependen de lo que sus conciudadanos arrojen a la atmósfera, sea humo, polvo o losproductos químicos a que se refiere el artículo, ya que, con solo un poco de cuidado - que estaría asegurado la mayor parte de las veces si, repito, se contase con la información más básica -, podrían evitarse fácilmente.
Como decía, esta clase de datos llegan con cuentagotas a las páginas de salud de la prensa o se escuchan muy de tarde en tarde en programas televisivos de divulgación, ni siquiera los especialistas en neumología se esfuerzan demasiado en darlo a conocer. Y, sin embargo, su gravedad se incrementa a causa de la desinformación general y, en ocasiones, de los propios afectados. Un asunto que exige soluciones urgentes por parte de gestores administrativos y hospitalarios ya que, como es de suponer, su incidencia no se limita a limpiadoras y amas de casa sino a todas las personas - con patologías respiratorias o riesgo de adquirirlas - que visitan centros públicos donde se limpia en horarios de afluencia, y sobre todo usuarios de hospitales y centros de salud afectados de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) o asma bronquial.
Y, sin embargo, son tanto los actuales enfermos como aquellos que se sumarán a ellos debido a la desinformación reinante y su consecuente falta de medidas preventivas los que más lo necesitan ya que su salud, calidad de vida, incluso esta misma en ciertos casos, dependen de lo que sus conciudadanos arrojen a la atmósfera, sea humo, polvo o losproductos químicos a que se refiere el artículo, ya que, con solo un poco de cuidado - que estaría asegurado la mayor parte de las veces si, repito, se contase con la información más básica -, podrían evitarse fácilmente.
Hablo de los productos comunmente utilizados para el aseo de lugares privados y públicos, la mayoría de ellos fuertemente irritantes, que podrían sustituirse por otros mucho prácticamente inocuos sin mayor problema en lo tocante a desinfección. Eso unido a la incomprensible costumbre, que se ha ido generalizando en los últimos años, de limpiar los locales en horas de afluencia de público, y no antes o después de la jornada laboral, producen graves perjuicios en la salud respiratoria de los clientes.
Visita mi nuevo blog sobre la cuestión respiratoria: http://charlasconpacotella.blogspot.com
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LA RAZON.ES
Medicina y Sanidad
El asma amenaza a los empleados de limpieza
Los profesionales de este sector inhalan a diario productos desinfectantes y desengrasantes que a largo plazo provocan irritación y alteración de la mucosa bronquial
18 de marzo de 2012. 00:00h A. Jiménez .
Se exponen a productos irritantes porque son su herramienta de trabajo. Los profesionales de la limpieza conviven a diario con compuestos nocivos, como amonio cuaternario, sprays desengrasantes, lejía (hipoclorito sódico) y otros desinfectantes que, bien por separado o combinados, pueden provocar asma. De hecho, aunque pocos son los estudios longitudinales, según explican desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), los últimos datos de un trabajo realizado en Finlandia, desvelan que existe un 42 por ciento de incremento de riesgo de asma en personal de la limpieza en comparación con otros profesionales. Y otra investigación basada en las encuestas del Europeo de Salud Respiratoria informan de un aumento del riesgo de asma, de entre un 30-50 por ciento en adultos que usaban productos de limpieza en forma de spray en sus hogares, al menos, una vez por semana.Pero no se trata de asma «común». Según explica el neumólogo Xavier Casas, miembro de la Separ, «no se manifiesta con atopía o niveles de alergia aumentados (hipersensibilidad a alérgenos), sino que se produce por un mecanismo de irritación del bronquio, una alteración del a mucosa bronquial».Y aunque afecta tanto a trabajadores de empresas como de hogares, en estos últimos el peligro es mayor. «Afecta a ambos tipos pero, aunque los productos son similares, en las empresas suele existir un mayor control de las concentraciones que se emplean, mientras que esto no ocurre en el personal doméstico, donde los usan sin normativas y a más altas concentraciones». Xavier Casas también puntualiza que, dentro del grupo de personal de limpieza no doméstica, el mayor riesgo se encuentra principalmente en los trabajadores en cocinas, hospitales y colegios.SíntomasA la hora de diferenciar los signos del asma, el experto de la Separ matiza que «una cosa es la hiperreactividad bronquial que produce la inhalación de un producto de forma más puntual y que puede desaparecer a los seis meses, y otra el asma de este colectivo, que se observa a largo plazo, y se debe a una exposición en bajas dosis de irritante, pero prolongada en el tiempo».
Como decía, esta clase de datos llegan con cuentagotas a las páginas de salud de la prensa o se escuchan muy de tarde en tarde en programas televisivos de divulgación, ni siquiera los especialistas en neumología de la salud se esfuerzan demasiado en darlo a conocer. Y, sin embargo, su gravedad se incrementa a causa de la desinformación general y, en ocasiones, de los propios afectados. Un asunto que exige soluciones urgentes por parte de gestores administrativos y hospitalarios ya que, como es de suponer, su incidencia no se limita a limpiadoras y amas de casa sino a todas las personas - con patologías respiratorias o riesgo de adquirirlas - que visitan centros públicos donde se limpia en horarios de afluencia, y sobre todo usuarios de hospitales y centros de salud afectados de EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) o asma bronquial. En estos casos la inhalación de estos productos irritantes supone - no me cansaré de repetirlo - un grave riesgo para la vida de estos enfermos o, en el mejor de los caos, un fuerte retroceso en sus patologías. Conviene que esta realidad salga a la luz y son los especialistas en neumología y los propios pacientes unidos para hacer oír su voz a quienes corresponde divulgarlo, así como a los profesionales de la información servir de portavoces para poner fin de una vez por todas a una indefensión tan flagrante.
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