Afirman
las crónicas de entonces que la jornada del día de Difuntos transcurrió sin
novedad aquel año. Ya al anochecer, el tío Ramón se acercó al borde del pantano
y vislumbró un bulto mecido por el agua. Como no acababa de entender aquello,
buscó un canto redondo, se acomodó encima y, allí encaramado, se puso a meditar.
La noche del lúgubre festejo le encontró rascándose la coronilla y resoplando. Pasó
un buen rato buscando la pitillera entre su colección de bolsillos, luego se acercó
al borde del agua y siguió contemplando aquel amasijo de ropas.
-Amigo,
–exclamó casi con júbilo– soy incapaz de encontrar fuego en la faltriquera, ¿no
llevará usted cerillas?
-(…)
-Ya comprendo
que estarán mojadas, pero échemelas de todas formas y podemos hacer un
simulacro. No de un incendio, claro
está. Fumemos usté y yo la pipa de la paz, cada uno con su marca favorita de cigarros.
-(…)
-¿Cuánto
tiempo llevas muerto, colega? Te vas a quedar como una sopa, (perdona que te
tuteé, pero como hace ya rato que estamos charlando pienso que es lo natural).
Yo, mira, te sacaría de ahí con gusto, pero esta noche las piernas no me sostienen
demasiado bien.
-(…)
-Verás, nadamos
en las mismas aguas. Yo aquí, tú allá, pero tanto uno como otro nos agarramos a
esta orilla como si nos fuera la vida en ello. Sé que perdiste la tuya, yo en cambio,
perdona que te diga, prefiero quedarme aquí.
-(…)
-No dices
nada, ¿es que te parece mal?
-(…)
-Oye, no te
vayas, ¿por qué te alejas tan rápido, acaso te aburres conmigo?
Genial el relato, me has arrancado una sonrisa porque me reconozco en ese señor de tantos bolsillos que conjura su soledad con un poco de ironía y buen humor.
ResponderEliminarTodos somos náufragos en nuestra particular isla, cada uno de nosotros se agarra a algo que lo mantenga a flote hasta que o bien por decisión propia o porque en la vida no se puede tener nada planificado la corriente decide nuestro destino final.
Muchas gracias por tus comentarios, me animan un montón, porque siempre creo que mis "frikadas" como yo lo llamo, quizá resulten absurdas y no entendibles para la mayoría. Nunca sé de antemano que va a salir, como el protagonista mudo de tu relato me dejo llevar por la corriente.
Muchos besos, y que mañana Zeus esté muy...muy inspirado.
Jeje, Tesa, en lugar de ironía y buen humor lo que le pasa al hombre es que está como una cuba.
ResponderEliminarTodo tu segundo párrafo es una verdad como un templo.
En cuanto a tu arte, la verdad es que no fácil comentarlo. Te quedas en éxtasis, produce un cosquilleo en el alma que unas veces se traduce en sonrisa, otras en desazón, o en enfado, angustia, melancolía, perplejidad, pura sorpresa... Y mil sensaciones más, casi tantas como posts. Pero poner eso en palabras es una tarea casi imposible y sé que me quedo corta siempre, diga lo que diga.
Dejarse llevar es, creo yo, lo que hacen los auténticos artistas, para llevar ellos en volandas a quienes contemplan sus obras.
Y a lo que tú llamas frikadas yo les llamo Molineces. Cuando sale algo especialmente excéntrico, le coloco la etiqueta y ¡hala!
Muchos besos