Despido esta serie de Recomendaciones para autores novatos, como era de esperar, hablando del
desenlace de las historias. Podéis leer el resto de las entregas pinchando
en el enlace que incluyo en este mismo párrafo o buscando la etiqueta
correspondiente. Como obsequio adicional, si os ha interesado lo que habéis
leído y queréis completarlo con bibliografía sobre las cuestiones que he tratado
en la serie, solo tenéis que pedírmelo. Espero vuestros comentarios.
Película Tout làrgent du monde (2017) |
Vayamos por partes, se trata de elegir el elemento que completa el significado de la
historia, aquello que, de no existir, la dejaría incompleta. Y toda elección
implica una selección, es decir, de entre un conjunto de posibilidades, nos
decidiremos por una sola, y esto dotará al relato de un matiz del que carecería
si hubiésemos optado por cualquier otra.
Es fundamental tener en cuenta que, por muy inesperado que resulte el desenlace
de cualquier narración, no puede serlo tanto que resulte incoherente con el
resto. Tienes que estar atento, ya que a veces no tendrás más remedio que
modificar el final que ya tenías preparado. Por mucho que te hayas encariñado
con él previamente, si cuando llega el momento te das cuenta de que no era tan
adecuado como te parecía, no te empeñes en continuar adelante y busca otro. Toda historia contiene en sí misma un
desenlace perfecto, solo es cuestión de darle vueltas hasta conseguir dar con
él.
Sabrás que lo has conseguido cuando tus lectores
piensen que no había otro mejor entre todos los posibles y, sin embargo, no habían
sido capaces de preverlo. Como ves, no
existe una fórmula que valga para todo y en eso consiste su encanto. Unas
veces necesitarás concluir de la forma más lógica, otras utilizando la
fantasía, incluso a veces necesitarás valerte del absurdo.
También tendrás que decidir el grado de apertura que exige lo que has escrito. Habitualmente, los géneros más extensos y complejos (novela, relato largo) admiten mayor ambigüedad, mientras los más breves (relato, microrelato) requieren un final más concreto. Desde este punto de vista, los desenlaces pueden dividirse en:
Película Lo que el viento se llevó (1939) |
·
Cerrado: No hay
ambigüedad posible, cada uno de los detalles que se aportan quedan fijos, sin posibilidad
de variar. Es una buena táctica dentro
de los límites de lo creíble. Pretender cerrar demasiado el relato (de modo
que todas las vidas acaben en muerte, todas las solterías en boda etc.) convertirá en inverosímil la historia
entera.
· Abierto: El punto en que acaba marca normalmente el mensaje
que deseas transmitir, pero el
desarrollo estricto de los hechos admite una continuación. Conviene que te decidas por este tipo de desenlace
si añade significado al relato, nunca por no tener otra idea mejor, pues entonces
estaríamos mutilándolo y el lector lo sabría.
·
Circular: Al final del relato encontramos una situación similar a la del
principio.
De esto y de entregas anteriores, sin contar tu propia experiencia, habrás podido deducir que no existe
historia más banal y aburrida que aquella que podemos anticipar desde el principio,
el cuento insustancial, repleto de tópicos, que se adivina con solo mirar la
portada. Así que huye de tu peor enemigo
y del de todos los escritores: lo previsible.
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