Hoy tengo que confesar mi
falta de tacto. He discutido con mis grandes amigos, con los dos porque,
mientras hablaba con Paco, Cris ha agarrado el teléfono y se ha despachado a
gusto. Es verdad que yo conozco su situación como nadie y, por tanto, no
debería caer en esos fallos tan tontos, pero han de reconocer que soy una
incondicional suya y si tomo alguna decisión que les disgusta no tienen más que
hacérmelo notar. Nunca he tenido problema para rectificar tratándose de algo
así.
Todo esto se debe a las
dificultades de Paco cuando tiene que respirar ciertos líquidos en evaporación,
humos de toda índole, nubes de polvo y demás, y, en particular, con la cantidad
de precauciones necesarias a la hora de pisar un teatro. Antes de que nos piquen la entrada, hay
que preguntar si se fuma tabaco (que está prohibido), o cualquier otra
sustancia (unas permitidas y otras no), si van a utilizar aerosoles en escena,
poner en marcha efectos especiales con humo, arrojar toneladas de arena al
escenario, o cualquier otro efecto contaminante. Parecerá una exageración, pero
por todas estas experiencias –y quizá alguna más que se me olvida– han pasado alguna
vez mis amigos; y yo, casi siempre, he sido testigo de la angustia, del rápido
traslado a urgencias, del suministro de oxígeno primero e ingreso en la UVI a
continuación, de la noche en la sala de espera con el alma de un hilo hasta que
se nos informa de que Paco está fuera de peligro. Si habéis vivido algo así, os
lo podéis imaginar perfectamente.
Esto es lo que ha
pasado, más o menos.
-Hola Paco, ¿qué tal?
-Bien, tirando, como
siempre.
-Oye, mira, quería
preguntarte si al final vais a venir a ver la obra o no. Es por hacer planes,
¿sabes?
-Es que aún no lo
sabemos, Molina. Depende de si los dos pequeños se van de campamento ese fin de
semana. Pienso que no hará tan mal tiempo como para que se suspenda, pero
si se quedasen, no podemos dejarlos solos. No tienen edad para eso aún.
-Ya. Si lo entiendo.
Pero es que he pensado… Verás, en lugar de revender vuestras entradas, podrían
venir Lourdes, su hermana y las parejas respectivas. Si vosotros no estáis
seguros, sacaríamos entradas para los seis y ya nos veríamos otro día. Espero
que no os importe.
Desde que me he mudado
a la orilla del mar, he conocido a mucha gente, pero me las arreglo para verlos
a todos. Cuando a una le interesa, solo es cuestión de organizarse.
-¿Quieres decir que no
me puedes juntar con tus amigos?
-No te digo lo que me
parece, Molina, porque estaría feo y yo soy un caballero, ya lo sabes.
-Pero es que cuando
venís vosotros…
-Sí, ya lo sé, damos
problemas. Somos la mar de incómodos, por desgracia. Debes pasarlo tan mal con
nosotros que evitas que tus amigos pasen por lo mismo. Pues no te preocupes, ya
no hace falta que volvamos a salir
juntos.
-Pero Paco, cielo ¿qué
estás diciendo? No te lo tomes así.
-Mira chavala., –ahora era
su mujer. Su voz estaba llena de rabia, supuse que le había arrebatado el auricular
de un tirón– no sé lo que harías si alguno de nosotros estuviese ciego o fuese
en silla de ruedas. Eso todavía es más pesado ¿verdad? Mejor encerrarnos en una urna. Pero
de ladrillo, para que no se nos vea. Y sin puerta, así no podríamos salir a dar
la coña a nadie. Eso sí, piensa que alguna vez te puede pasar a ti. Ya verás lo
que se siente siendo una molestia.
-Pero eso no es así,
Cristina. Simplemente, quería que estuvieseis cómodos. Puede que no me haya
puesto en vuestro lugar, pero podemos arreglarlo de otra forma. Verás lo que
voy a hacer: compro entradas para todos y, si vosotros no venís, las revendo en
la puerta.
No me dejó acabar la
frase, el teléfono se puso a pitar a un volumen irritante y tuve que colgar. Ahora
soy yo la que está rabiosa. Pero por la situación, no por ellos, En el fondo, creo
que tienen toda la razón. Si yo aún no estoy preparada para esos casos –y confieso
que no lo estoy del todo– mucho menos el resto del mundo. Eso significa que
Paco y Cristina tienen que habérselas con un estado de hostilidad permanente. Me
consta.
Pero les quiero. Y no
sé qué puedo hacer.
Visita mi nuevo blog sobre la cuestión respiratoria: http://charlasconpacotella.blogspot.com
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