Va a hacer tres meses que nos conocimos. En realidad, fui yo la que reparé en ti, la que te inventé por así decirlo, pues tú no eres más que un proyecto y no puedes conocerme. Ni siquiera yo puedo afirmarlo, solo sé que estás ahí y que aparecerás a su debido tiempo, aunque también puedes malograrte. Crecerás a mis expensas siempre que yo te lo permita, ya estás creciendo a cada día que pasa, incluso si no soy consciente de ello, y quiero que entiendas que hasta eso supone un esfuerzo por mi parte. No sé cómo serás, pero mi imaginación está empezando a darte forma. Sé que en parte tendrás el aspecto que he soñado y que, aun así, no podré evitar que me sorprendas. Me gustaría que tuvieses mi impronta y no te parecieses a nadie más.
Confieso que según van pasando los días se me va olvidando tu existencia, la de ese embriòn que habré de alumbrar con tanto esfuerzo. Prefiero que seas pequeño porque me darás muchos menos quebraderos de cabeza, que tu lenguaje sea certero con un punto de poesía, que encierres algún misterio y cierta mordacidad pues así podrás presumir de inteligente. Si llegas a ser bello o no, tendrán que decirlo otros.
Me gustaría llevarte a algún sitio donde todo el mundo te admire, donde me hagas sentir importante, pero todavía hay mucho por hacer. Esta misma noche abro el cuaderno y doy forma a todo lo que tengo pensado. Solo tendrás cincuenta páginas, así que de madrugada estarás listo y mañana temprano, antes de irme a dormir, te entregaré personalmente en una editorial de renombre. Vas a ser mi pasaporte a la fama, si no te sientes orgulloso de tu autora es porque todavía no eres nadie.
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