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viernes, 25 de noviembre de 2016

¡NI UNA MENOS! (Día Mundial contra la Violencia de Género)



Pregunta: ¿De dónde viene tanta violencia?
Respuesta: De la prepotencia machista, de la costumbre ancestral de tratar a las mujeres como objetos. Y a los objetos se les usa: para asegurar la comodidad del déspota, como recipiente de sus deseos sexuales, para dar rienda suelta a su ira, para satisfacer su afán de dominio… (PUNTOS SUSPENSIVOS QUE ADMITEN MÚLTIPLES OPCIONES)
 P: ¿Hasta tal punto llega ese afán de dominar que llega a aniquilar la vida?
R: La vida, la autoestima, la salud, la tranquilidad, y todo lo que se ponga por delante. Es como una borrachera de poder, no conoce límites, derriba lo que tiene delante (es decir, a la mujer que ha caído en sus redes) para convencerse a sí mismo de su propia valía.
P: En el fondo no son más que pobres cobardes, alfeñiques sin más valor que unos puños o un arma y mucha, mucha furia. ¿No te parece?
R: Por supuesto. Pero no te confundas. Estos vándalos, que empiezan por erosionar las defensas psíquicas de su pareja, apartándola de su entorno, moldeándola a su antojo y convirtiéndola en insegura y frágil, pertenecen a todas las clases sociales y culturales. Son unos pobres de espíritu, cierto, pero, la mayor parte de las veces, cuentan con el respeto de su círculo social, que no llega a sospechar lo que ocurre hasta que es demasiado tarde.
P: ¿No lo sospecha o lo justifica cuando alcanza a verlo?
R: Cuando creen que van a ser censurados lo ocultan, solo lo dejan entrever si tienen la certeza de que van a ser aplaudidos.
P: ¡Cómo puede ser que alguien justifique tanta ruindad, tanta cobardía, como pueden contemplar las agresiones físicas y psíquicas a las que algunos someten a sus parejas llegando incluso a quitarles la vida y quedarse de brazos cruzados! ¿Por qué las agresiones de género no producen la misma indignación y repulsa que cualquier otra?
R: Precisamente, los agresores se aprovechan de esta atonía social. Existe cierta inercia en la opinión pública: como es algo que ha existido siempre parece que hay que seguir tolerándolo. Ahí va una muestra de cómo funcionaba el pensamiento hasta hace no mucho; parece que hemos recorrido un gran trecho pero insensateces parecidas siguen aún muy arraigadas, mucho más de lo que imaginamos.
“.... Continuando con el análisis del lenguaje llegamos a la expresión ESTADO HONESTO, verdadera perla de nuestra lengua sexista, que significa: “el de soltera”. Hay aquí dos fenómenos que resaltar. En primer lugar, la identificación de honestidad con soltería, lo cual insinúa por transparencia la idea de identificar deshonestidad con matrimonio. Una vez más, la ligadura obsesiva entre pecado y relación sexual. En segundo lugar, obsérvese que el estado honesto no se define como “el de soltería”, como parecería lógico, sino como “el de soltera”. La cosa es clara: en las mujeres, la honestidad y la soltería se identifican, es decir, se establece (o al menos, se insinúa) que la no soltería es deshonesta. A los varones, en cambio, este razonamiento no se aplica. Una huella más en nuestro lenguaje de la asociación mental mujer-sexo-pecado tan común en nuestros antecesores.”
Álvaro García Meseguer – Lenguaje y discriminación sexual – Ed. Montesinos – 3º edición, 1984
(Pg, 103)
P: ¡Lamentable! Pero esta manera de pensar, ¿no revela una gran miseria de espíritu?
R: Naturalmente. Que cierta forma de ver las cosas se encuentre arraigada en un amplio sector de la población no la hace menos despreciable.
P: ¿Queda alguna esperanza?
R: Hay que modificar mentalidades y eso lleva tiempo.
P: Pero no lo tenemos. ¡Las mujeres se están muriendo a chorros!
R: Por eso hay que ponerse a divulgar con todos los recursos a nuestro alcance tratando de llegar al mayor número de gente posible.
P: ¿Brindamos para que se resuelva rápidamente?
R: Con champagne francés, a ser posible.
P: ¡Chin chin!
R: ¡Chin chin!

2 comentarios:

  1. Una inteligente entrevista que expone con claridad y talento la barbarie de la violencia machista.

    Según un estudio reciente, 66.000 víctimas las sufren al año en todo el mundo.

    Hoy mismo he leído la noticia de un asesinato brutal en León.

    Los vecinos dicen del asesino que "era una bellísima persona"

    Su mujer, la víctima, ya con orden de alejamiento regresa al domicilio por compasión, para cuidar a su verdugo que está enfermo.

    Esa "bellísima persona" asesina a hachazos a la mujer que decía querer. Luego se ha colgado. Lastima que ninguno de estos cobardes empiece el "rito macabro" por ahí.

    Es un tema que conozco muy bien. Y que me supera. Y, como tú dices, se da en todos los ámbitos culturales y sociales.

    Sorprende y descorazona que los países del Norte de Europa, donde la mujer goza de los mismos derechos que los hombres, tengan también los índices más altos de violencia machista de Europa.

    Ni una más.

    Un beso,

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  2. Esto no sirve para nada, pero me siento tan impotente que necesito decir lo indignada que estoy a todo el que quiera oirme. Y lo peor es que el caldo de cultivo está por todas partes, cuando nos consideran carne de manipulación, de desprecio o de lo que sea. Cada día que pasa soy más consciente del machismo que me rodea, me siento menos valorada, voy entendiendo la razón de muchas cosas que me han pasado siempre (y cada vez más, claro, o al menos de otra forma) y no acertaba a entender o hacían que me culpabilizase y punto. Les llaman "micromachismos" pero yo pienso que de micro tienen poco, por eso les llamo "machismos cotidianos". En cualquier caso, se empieza por echarte de una tienda sin atenderte simplemente porque has mencionado tu profesión ingenuamente (solo una de ellas, por cierto, la menos importante) y el fulano no lo puede soportar, o te insultan en el autobus porque has dado las gracias al conductor que te ha esperado dos segundos. Y si ya informas de que hay chicos fumando al fondo ni te cuento, pueden llegar a crucificarte, o viene un albañil a tu casa y se ríe de ti en la cara al menos pretexto. Tengo anécdotas a miles y estoy más que harta. Y no, no son cuestiones menores, son precisamente el caldo de cultivo en el que se incuban nuestras muertes. Da igual de quien sean, son de mujeres que mueren por serlo.

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