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domingo, 30 de noviembre de 2014

¿Respeto para los no creyentes?

Creo firmemente… Sí, creo firmemente que se han sacado las cosas de quicio. Porque respeto a las creencias significa que no se perseguirá ni discriminará a nadie por ser seguidor de cualquier doctrina no amenazante. Naturalmente, estoy de acuerdo. No obstante, percibo que aquí falla algo. Puede que sea un error del enunciado: quizá en lugar de “respeto a las creencias” debería decirse “respeto a los creyentes”.  Las personas han de ser objeto de respeto, no un ente abstracto, indeterminado y poco o nada demostrable como es lo que denominamos creencia.

Jupiter, Monde, Planet, Starry SkyNo pido respeto a mi escepticismo porque es un estado mental mío propio y quien lo ha de respetar soy yo. Lo que pido es respeto por mi persona. Eso significa disfrutar de libertad plena para decir lo que pienso, yo también, sin que eso sea automáticamente considerado un ataque contra los creyentes. Pido respeto para quienes no creemos en lo indemostrado e indemostrable, pido que el rigor intelectual no resulte sistemáticamente despreciado. Pido que aquello refutado enérgicamente por la ciencia no tenga mayor predicamento social que la ciencia misma. Pido que no se saquen las cosas de quicio y se ponga cada cosa en su lugar. Es decir, que se respeten todas las creencias, entendiendo por tales tanto las creencias en positivo como las no creencias. Es más, una no creencia está, en mi opinión, por encima de la creencia al estar más fundamentada, pues no se trata de la construcción mental de un individuo o de varios sino de una certeza, basada en hechos objetivos y avalada por demostraciones irrefutables.

Considero una aberración que cualquier creyente pueda proclamar su credo a los cuatro vientos con orgullo mientras aquellos que apoyan sus convicciones en hechos comprobados tienen que callar de forma vergonzante por temor a que les acusen de intolerancia. Resulta que ahora los intolerantes son ellos. Vivir para ver.

Y creo otra cosa. Creo que toda esa palabrería del respeto está dirigida desde arriba –y cuando digo arriba me refiero a los poderosos– como estímulo a una superstición nacida de la ignorancia, y que su objeto no es otro que continuar practicando libremente toda clase de supercherías, fraudes, chanchullos y lavados de cerebro.

6 comentarios:

  1. Pues no tengo mucho más que añadir, subcribo punto por punto todo lo que has escrito en este post.

    Y añado que no quiero que nadie me salve ni me diga como he de vivir, morir o qué debo decir. Siento respeto por los creyentes que a su vez respetan a los que no creemos.

    Pero me dan asco los creyentes que utilizan su religión para juzgar a los demás, para cometer actos de abusos con los más débiles a los que pueden manipular con sus supersticiones. Los que exluyen a los que no pertenecen a su rebaño, los que con una mano se golpean el pecho en un mea culapa u con la otra roban el patrimonio del pueblo... Los que en nombre de sus dioses matan y humillan... Entre esos tipos y yo sí hay algo personal.

    Un beso,

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  2. El pasado 25 de Diciembre fui a misa. Sí, a misa. Es el único día del año que voy. Yo no creo pero mi familia si. Hace años me rebelé y se armó el belén, nunca mejor dicho. Ahora voy a misa por cumplir con ellos. No me siento que haya traicionado mis principios, sino que me he adaptado. Ir a misa hoy en día es para hacer un estudio sociológico. Sí, yo fui a misa el 25 de Diciembre, día muy señalado, pero no recé, no me hice la señal de la cruz ni me arrodillé, por que eso son palabras mayores. No me sale de mí. Por mi parte ya he hecho mucho con asistir, tolerando a los demás. Pero quiero que los demás también me toleren si no participo en esa "celebración" al mismo nivel que ellos. A día de hoy, en múltiples detalles de la vida cotidiana, esa presión religiosa se nota. No creo en la iglesia ni en la religión católica. ¿Exite algo por ahí? Pues no lo sé. Creo que es la pregunta del millón.
    Saludos Molina!!!

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    1. Hola Airín. Por supuesto, te entiendo perfectamente. Las creencias son una cuestión privada y como tal deberían tratarse. Si la constitución española afirma que nuestro estado es laico, debería ser cierto y no un cuento chino, las imágenes religiosas deberían reducirse al ambito privado y a los lugares de culto, las subvenciones deberían pagarlas solo los creyentes (aún seguimos pagando muchas, aunque en la casilla de la Renta marquemos el "no"), el enorme patrimonio de la iglesia debería pasar al estado como tesoro artístico lo que lo sea y el resto destinarlo a obra social. Afirmar que no creemos debería considerarse tan natural y saludable, por lo menos, como que los creyentes proclamen sus creencias (en lugar de acusarnos de "falta de respeto", que no es más que un insulto y un recurso fácil para achantarnos).
      Te recomiendo el blog Diario de un ateo (a mí me ayuda a no sentirme tan sola en este océano de creyentes y me reafirma en esa elaboración mental en la que puse cada cosa en su sitio hace ya bastante). También te recomiendo mi post "El dios de las hormigas", un relato, una broma, pero la metáfora expresa bastante bien lo que pienso y quizá también lo que piensas tú.
      ¡Feliz año, guapa!

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  3. Yo no creo en nada, pero tratar de ignorante o como que les lavaron el cerebro a los que creen es una falta de respeto hacia la persona.
    Y segundo qué es certero??, "demostraciones irrefutables", ni podes demostrar que existís realmente.
    Absolutamente nada es certero.
    Mucho menos podrías (vos o toda la ciencia junta) demostrar que Dios no existe o que cualquier religión se equivoca, es imposible. Tu opinión y la de un creyente son igualmente válidas. Ninguna es superior a la otra.
    Por otro lado, parece que crees en valores como "la educación" y "la justicia" y "el bien", estas convicciones tambien se pueden ver como un lavado de cerebro, capaz son falsas / sin sentido. Y, es mas, son valores sostenidos por las religiones.

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    1. Bueno, Lucía, alguna opinión tendrás a favor o en contra. Y me parece que tu alegato a favor de los creyentes habla con suficiente elocuencia, no hace falta que digas mucho más.
      Pero eso sí, te muestras tan hermética que no dejas resquicio para que pueda argumentar nada. Aunque algo sí voy a dejar claro. La ciencia no lo ha descubierto todo, a lo mejor estamos metidos en el desván de un niño gigantesco y todo el universo no es más que la pelusa que cubre un montón de juguetes desechados al que llamamos universo por darle algún nombre. O estamos en la barriga de un gigante. ¡Yo que sé! Cualquiera de estos delirios míos (pura ficción, naturalmente, por algo me gusta escribir) son tan válidos como lo que nos contaron los viejos y analfabetos pastores de la biblia. Por cierto, uno de los mejores libros de relatos que conozco. (También a ti te recomiendo mi post http://laazoteademolina.blogspot.com.es/2014/06/el-dios-de-las-hormigas.html)
      Me explico, no sabemos exactamente lo que hay, pero sí lo que NO hay. La teoría evolucionista está comprobada, por ejemplo. Todo lo que sostiene la iglesia no son más que elucubraciones, fantasías que imaginaron mentes tan fiables como la mía cuando me pongo a fantasear como hago en el párrafo anterior.
      Por otra parte, los valores de convivencia son, precisamente, los únicos que son indiscutibles. Que la gente tenga acceso a la escuela (y la universidad el que valga para ello), a una casa con los servicios necesarios, a curar sus enfermedades, a llevar una vida digna, aunque otros tengan que renunciar a un casoplón de diez millones de dólares y una vida de superlujo, me parece tan evidente como que hoy hace sol aquí. Y no solo tú pareces poner esto en duda, la iglesia habla mucho de ayudar a los POBRES, lo que quiere decir que el hecho de que existan pobres le parece estupendo.
      Y ¡desde luego! Lucía, para lo que hace falta una osadía de tamaño descomunal (que solo los cerebros domesticados y pastoreados son capaces de tener) es para entrar en un blog privado, creado por mí, en el que estoy en mi derecho a decir lo que me dé la gana y acusarme de falta de respeto. Quizá -solo quizá- estés a favor de la censura, tengas ideología pro-fascista y pienses que ni siquiera en mi propio terreno tengo derecho a dar mi opinión. ¿Crees que en mi propia casa puedo opinar o te parece que deberían instalarme micrófonos?
      Y sin embargo no te califico de irrespetuosa, ni siquiera te conozco, no sé qué es lo que te mueve a opinar así. En lo que sí me reitero es en lo de OSADA.
      Te recomiendo un libro "Por qué no soy cristiano" de Bertrand Russell. Quizá estés de acuerdo (quizá no) en que los filósofos suelen tener la cabeza mejor amueblada que el resto de los mortales.
      Saludos

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