martes, 25 de noviembre de 2014

¿Qué hace Gil de Biedma sentado en mi sofá?

Hundido hasta los hombros me costó reconocerle. “Usted me recuerda a una foto en blanco y negro” comenté. Sonrió. Luego recordaría que la había visto en la primera página del poemario Volver, rubicundo, contundente, con un amago de sonrisa. Pensé que debía tener los pies fríos allá abajo, en el filo de los presentimientos, pensé que a veces hay que subir a caldear un poco la nuca, a estirar los dedos, a contemplar de nuevo cómo tiembla el aire. Lo pensé pero no se lo dije porque para entonces ya tenía una pregunta en los labios.

-No deja de mirarnos ¿eh?

Justo en ese momento empezó a hablar. Lentamente.

“Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, y la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historia de la Historia
sin duda la más triste es la de España,
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza,
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.


A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.


Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
debe y puede salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Porque quiero creer que no hay demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia,
son hombres quienes han vendido al hombre,
los que le han convertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.”

Apología y perdición
Del poemario Moralidades (1966)
Incluido en la antología Volver (pags. 80-81)

2 comentarios:

  1. Que por fin sea el hombre el dueño de su historia.

    Terrible en su contenido y magnífico poema de Biedma, que parece escrito a pie de los leones del Congreso esta misma semana, repasando todoa nuestra triste Historia Política que no cultural.

    Y podría añadir como un deseo o un conjuro los versos del poema de Ernts Henley que mantuvieron el epíritu de Mandela intacto en sus años de penalidades y cautiverio:

    "Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma"

    Un beso, y mil gracias por tus comentarios que siempre me elevan el epíritu.



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  2. Mucho, mucho puente, pero ya he vuelto.

    Efectivamente, es lo que pensé. ¿Como es posible que no se haya inspirado en la prensa de hoy? Pues ya ves, de 1966, nada menos. Claro que, la fecha no deja muy bien parados a nuestros dirigentes: lo escribió en plena dictadura, nada menos. Y es que.. ¡cuando yo digo que vamos para atrás!

    Menos mal que tenemos nuestros rincones propios, los de cada cual y los compartidos: en esa parcelita tuya hablo con el corazón y se nota. ;)

    Besos

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