lunes, 25 de agosto de 2014

La encrucijada de Cronos, de Isabel Anaya Moreno (I)


Toda vida está llena de encrucijadas, unas más decisivas que otras. Las que se presentan durante la primera juventud son, en general, determinantes. Esta novela juvenil plantea unas cuantas de esas encrucijadas personales, no solo las que afectan a los jóvenes protagonistas, también la mayoría de personajes adultos se encuentra, en algún punto de la trama, con un sendero que se bifurca y, lo quiera o no, habrá de tomar partido. El dilema moral es, pues, una constante en La encrucijada de Cronos, pero el título se refiere a otra, a la que, como claramente explicita tuvo lugar en algún momento de la historia y que afectará, no a uno u otro de los personajes del reparto sino a la sociedad entera, de Perú, país donde se desarrolla la mayor parte de la acción, del mundo entero y a las generaciones que vengan después.
Un relato extraordinariamente comprometido, que pretende alertar –a todos pero sobre todo a los más jóvenes- sobre cuestiones de las que suele hablarse a la ligera, con poco conocimiento de causa como si se tratase de un asunto intrascendente más, un tema más de conversación que se ha puesto de moda, eso sí, pero solo para amenizar las reuniones en estas últimas décadas. Nos adentramos en lo más intrincado de la selva amazónica. Se nos inicia en los misterios de sus hechiceros, nos implicamos en sus problemas, esa angustia de indígenas y occidentales establecidos allí que sufren por la inminente destrucción de esos hermosos parajes y, con ello, la desaparición de un modo de vida, de su libertad y sus fuentes de abastecimiento. En otros sitios, ajenos a ese drama, nos encontramos todos los demás, inmersos en otros asuntos, paisajes urbanos, problemáticas que nos parecen acuciantes sin sospechar que si se agotan los caudales de la vida nada de lo que tenemos ahora será posible en un futuro más o menos próximo.


“En la cabaña de la ceiba hay una actividad frenética: los pequeños indios bajan e improvisan utensilios, herramientas, armas de cañas o de cualquier materia de la selva. Simulan cazar y vuelven a subir a la chocita con un animal imaginario, que puede ser una piedra o resto de maleza. Una vez arriba, lo cocinan y se lo comen con otros compañeros.”


Es necesario prestar atención a esta obra porque pone opone entre sí varios mundos, y no en un solo ámbito sino en varios. El físico y el mental, el pasado con el presente, las sociedades indígenas del Perú con las prosperas y tecnológicas de Occidente, jóvenes frente a adultos, la actitud vital solidaria y próspera con el materialismo y afán de lucro a ultranza. De ello resulta un producto más complejo de lo que parece a primera vista, en el que se alternan varias tramas: las amorosas, el contencioso entre nativos y empresas petroleras, la convivencia de aquellos con los voluntarios europeos, la proyección en el presente de ciertos sucesos ocurridos durante la conquista, la progresiva construcción de una amistad, el conflicto generacional, la conciencia ecológica y unos intereses opuestos a ella que se relacionan, más o menos directamente, con la delincuencia organizada amparada por la permisividad de los poderes corruptos, la actitud traidora de uno de los religiosos para inclinar la balanza del lado de las multinacionales por simple y pura codicia, el compromiso solidario, el rito iniciático de los jóvenes antes de encontrar su espacio, la cadena de decisiones que condicionarán el futuro de unos y otros. Y será Victoria, la joven malagueña que hubo de abandonar su hábitat de siempre obligada por sus padres, quien se convertirá gracias a su carismática personalidad en el eje central de todo cuanto ocurre.

(Continuará)

PRIMERA EDICIÓN 2012 – MITAD DOBLE EDICIONES – PRÓLOGO DE AUGUSTO LÓPEZ – PÁGINAS: 303
PARA SOLICITAR EJEMPLARES O CONTACTAR CON LA AUTORA: https://www.facebook.com/isabel.anaya.355


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